Capítulo ciento cincuenta y dos

218 34 2
                                    


Mezclas



—Ya envié mi archivo, no creo que me lo rechazen, así que hiciste bien en obligarlos a modificar mi rutina por eso de mi cuerpo… — Dije por teléfono mientras, con mi otra mano cerraba el proyecto.

—Hago bien mi trabajo, no te sorprendas, aunque, de todos modos… lo siento por no poder hacerlos cambiar de opinión sobre «Lucid Dreams» — Intentó tocar el tema.

—No te preocupes, es preferible presentarme con esa a no hacerlo, de alguna forma tengo que elevar las acciones de JYP Entertainment otra vez— Di vuelta en mi silla.

—Se lo mucho que odias esa específica canción… — Respondió.

— ¿Por qué tan sentimental hoy? — Pregunté con sarcasmo. —No parecieras la misma que me dejó tirado a mi suerte en el metro de Seúl hace un mes— Me levanté, dispuesto a ir a tomar agua.

—Siempre arruinas estos momentos, por eso ya no tienes novia— Respondió, básicamente, ofendida. —Lo sé, lo sé, conozco muy bien mis errores, así que da igual si me los dices, no voy a cambiar— Tomé un vaso, colocándolo en la rendija del agua.

—De vez en cuando me preocupo aunque no lo parezca— No sabía muy bien si encajar eso como sarcasmo.

—Nunca te lo había dicho, pero una fusión de ti y Jihyo, sería en viva imagen, mi mamá— Caminé hacía el ventanal, pudiendo ver un cielo muy nublado, lleno de nieve todo por debajo.

En ese momento noté como llegaba otra llamada. Separé un poco mi celular, notando el contacto que tantas veces estuve por eliminar.

"Tzuyu"

—Te llamo luego, tengo otra llamada—  Le colgué a mi manager, contestando la otra llamada.

— ¿Hola? — Pregunté confundido. —Hola— Respondió secamente.

— ¿Llamabas para algo? — Pregunté, recostandome al cristal. —Llamaba para algo… — Como siempre, no terminó la oración.

—Cosa qué es… — Pregunté yo, orillando a responder. —Un problema con el programa de música y hacer una demo para la premiación de la semana que viene— Finalmente respondió.

—Si quieres solo envíame las canciones y yo me encargo de todo, de todos modos yo soy el encargado de revisar todos los proyectos de nuestros grupos ahora— Respondí, sintiéndome por primera vez, el segundo dueño y pilar de la compañía.

— ¿No puedes venir? — Dijo así sin más, como si no hubiera toda una historia incómoda detrás. —Tú conoces mi sonido y yo el tuyo, está vez será algo mío únicamente— Siguió.

—Supongo que no me dejas opción, aunque está algo lejos y hay mucho frío tendré que ir— Me di por vencido.

Se despidió y colgó.

—No podría haber cosa más rara que mi ex llamándome por trabajo, de todas las nueve, ella— Me metí el celular al bolsillo, fuí a colocarme un abrigo por encima de mi suéter y así mismo salí, tomando el primer taxi que pasó.

Aunque suelo escuchar musica con auriculares la gran mayoría de tiempo, con supresión sonora la gran mayoría de veces, al subirme en el taxi, pude distinguir como una de mis canciones estaba sonando.

Y no era la radio, distinguí eso, pero como iba tapado enteramente, ni le habrá pasado por la cabeza al señor quién era.

Unos veinte minutos después, ya estaba allí, muriendo de frío debido a la acumulación de nieve y temperatura mínima récord, estaba tocando el timbre.

Unos segundos tomaron para que se abrieran las rejas y pasase, casi corriendo hacia la puerta.

Pasé directamente a la sala, dónde sabía que la calefacción estaba más potente.

Dos segundos bastaron para calentarme, ya que con la carreríta, también había generado calor, así que simplemente me quité mi abrigo y lo dejé en el sofá principal.

— ¿Quieres chocolate caliente? — Pregunté Tzuyu, señalando la cocina. Asentí con el rostro.

Ella se metió dentro, y yo mientras, miraba a varios sitios, pero ni señal de las otras.

— ¿Y las demás? — Pregunté acercándome a las sillas de la barra integrada de la cocina.

—Unas están con sus familias, otras ocupadas con otras cosas— Respondió de espaldas a mi revolviendo el chocolate.

Desde detrás, podía ver notar claramente lo linda que era, solo con su figura incluso cubierta por abrigos.

Su silueta era perfecta, más agregándole que esa silueta iba a ser la que me diera chocolate.

Me senté a esperar que estuviera. —Me sorprende que te dejasen hacer la canción y la mezcla— Dije, sacando algún tema de conversación, ya que el silencio iba a ser mortal en un caso así.

—Desde que tomaste tu nuevo cargo, nos dieron más control sobre nosotras— Volteó a buscar un vaso, dejando ver su perfil con un mechón de cabello suelto.

—Solo me costó una rabieta de unos cuantos millones de dólares— Bromeé.

Por fin se terminó de dar la vuelta, llevando dos vasos con chocolate caliente.

Aunque que ni había notado, es que llevaba una gabardina blanca corta demasiado grande.

Aunque… a mi justo me faltaba una igual.

— ¿Eso no es mío? — Pregunté al percatarme de eso.

Miró lo que llevaba. —Creo que sí— Inmediatamente empezó a quitársela, mostrando que llevaba una camisa de tirantes debajo… en pleno invierno.

— ¡Dejatela! — Exclamé. —Quedatela, no tengo espacio donde guardar más ropa— Me excusé.

En parte, también quería que se la quedara porque noté que no llevaba sujetador en el mínimo momento que intentó quitársela.

No estaba preparado para tanto, yo había venido en una misión de música nada más.




180 Grados - Tzuyu & Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora