Capítulo trece.

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Empatía


Para la hora que estaba libre de tomar fotos y firmar cosas, en un catálogo raro, camisetas, cajas de pizzas, servilletas, incluso una botella de agua, luego de eso, mi pizza ya estaba fría por lo que tuve que pedir que la calentaran otro poco en el horno, mientras eso pasaba, lo cual sería rápido en cuestión, me quedé esperando junto a la cajera.

— ¿Cómo se siente ser famoso? — preguntó ella apoyándose con ambos brazos y sosteniendo su cabeza en la piedra de aquel cubículo.

—Supungo que ahora se como se sienten muchas personas con las que he trabajado— Dije tomando la misma posición que ella pero mirando había arriba en señal de reflexión. —Pero si no tuviera que reservarme para parecer perfecto, diría que se siente bien, quizá raro por ser primera vez— le dije mirandola.

— ¿Cuál es tu trabajo? — Preguntó ella con interés. —Soy productor musical y profesor vocal— Dije, y antes de que hubiera una respuesta un señor chef trajo de vuelta la pizza más calentita, a lo que tomé asiento y von appetit.

Debido al gran retraso antes de devorar aquella magnificencia, era el último en el establecimiento, o al menos el último.

Tomé lo que usé para comer, lo que era desechable, lo tiré, lo otro lo dejé en con aquella cajera para que procedieran con su debida limpieza y tomé camino a casa, me sentía sumamente bien, y mal a la vez, pero lo segundo era solo porque comí algo muy malo de cena para mí dieta, de resto todo perfecto.

Sin mucho más que hacer en casa, me tiré en la cama y antes de hacer otra cosa, caí en los brazos de Morfeo, pero esta vez de una forma placentera.

El problema radicó en cuando mi celular y timbre no dejaban de sonar en la mañana.

Tomé el celular sin siquiera leer el procedente de la llamada. — ¿Si? — pregunté con una voz sumamente grave, más que la que uso de costumbre para hablar. — ¡TN sumbaenim déjanos entrar! — abrí mis ojos, separé el celular un poco, luego mucho de mis ojos y note que el de la llama era Eunwoo, —No me digas que— no terminé de hablar cuando Eunwoo volvió a hablar. — ¡Está todo el grupo aquí, no sea malo! — exclamó. — ¡Hola! — escuché en una armonía.

Cómo no podía negarme a abrirles, simplemente me resigne y empecé a caminar, un tanto como zombie siendo realistas .

Abrí la puerta y ahí estaban los chicos de Astro sonrientes como portada de revista, luego al otro lado yo que parecía monstruo de película asiática de terror.

— ¡Wow! — exclamaron unos cuantos. —De qué se queja si vive en un mejor lugar que nosotros… — Dijo entre dientes, Moonbin, con quien mejor me llevo de todos.

—A ver… me quejo de que no gano lo mismo con ese contrato que con mis labores de productor independiente, además de tener que ir a grabar allá— Dije alzando una ceja y colocando una mano en la cintura. Luego recordé lo grosero que estaba siendo al no dejar pasar a los chicos, así que los recibí como bien pude, y luego de media hora de estar asombrados por mi vivienda,  solo me querían felicitar por elevar mi popularidad y ser de los «favoritos» del programa.

Y luego, mucho luego de que me dieran un tiempo para una ducha rápida, hicieron una pequeña fiesta, lo cual fué fácil, tenía altavoces y todo, absolutamente todo estaba insonorizado al exterior en mi casa, por lo que fué literalmente un destrozo.

Y así fué como pasé mi segundo día libre, festejando con Astro…

180 Grados - Tzuyu & Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora