Capítulo ochenta y siete.

287 45 2
                                    


Reintegración



Mientras aplastaban mi cabello entre dos placas de titanio a trecientos grados celsios, además de tapar mis imperfecciones con polvos de dudosa procedencia para mí conocimiento, entró alguien, más específicamente, la segunda persona más alta de la habitación actualmente.

— ¿Te sientes bien? — Preguntó ella desde el marco de la puerta actuando por las chicas de maquillaje y cabello. —Es un poco incomodo usar esto— Dije haciendo referencia a lo que tenía en el brazo. —Pero puedo vivir— Dije con otro poco de sarcasmo que probablemente le moleste.

Y si, molestó, tanto que solo volvió a su camerino mientras terminaban conmigo.

Un minuto más tarde ya oficialmente habían terminado conmigo, por lo que se fueron.

—Tienes un rato, más o menos media hora para estar con ella, yo vigilaré desde fuera para que nadie moleste— Dijo mi manager saliendo de su enfoque del celular.

E inmediatamente me levanté, con rumbo al camerino de al lado, siendo incómodo de abrir con la mano izquierda, pese a mí dominio con un gran espectro de instrumentos, aún no podía lograr hacer cosas tan simples como escribir o abrir puertas con la mano izquierda.

Una vez que la abrí y empujé con mi cuerpo, me di la vuelta y la cerré con mi trasero de un golpe ya que lo consideré más fácil, más no tan apropiado.

—Hola otra vez— Dije sacando de su celular a Tzuyu, saliendo ambos de nuestros papeles.

Salto a abrazarme, apretándome tan fuerte que empezó a dolerme el brazo. — ¡Tzuyu, mi brazo! — Grité quejándome. — ¡Lo siento! — Exclamó separándose. —No dije que me dejaras de abrazar, solo no me aprietes tanto, con mi peso actual me puedes romper— Dije de broma, saliendo de mi racha de sarcasmo.

Luego se acercó otro poco, pero sin tanta fuerza en su nuevo abrazo. —Te extraño mucho— Dijo ella colocando su cabeza en mi hombro, debido a que nuestras estaturas eran perfectas para ello.

—Te extraño más que a nada cuando sale la luna— Respondí yo, medio correspondiendo a su abrazo, es lo que tenía estar manco por unos días.

Usualmente lo era mucho en los videojuegos, pero nunca lo había estado realmente.

—Ya recordé lo solo que era dormir por las noches sin nadie más— Seguí hablando. Se separó un poco del abrazo, pero aún con nuestros brazos lo suficientemente juntos. Colocó su mirada en dirección a mi. —Pronto podremos volver a tener momentos así— Volvió a abrazarme más de cerca. Colocó su cabeza metida un poco en el abrazo. —Estoy segura— Dijo haciendo que su sonido casi se ahogase.

Más que esperanza, escuché añoranza.

—Tzuyu… aún estoy un poco tonto por todo lo que me pasó— Dije subiendo mi visión para pensar mejor. —Pero encontraremos tiempo, no creo que acepte más contratos o me presente demasiado, quiero tomarme un tiempo para estar contigo— Iba pronunciando lo primero que se venía a la cabeza.

Era un tanto curioso ver cómo estaba nervioso y tonto sin casi poder hablar siendo la persona que ha hecho casi de cada canción un hit siendo estás improvisadas.

Además de poder hacer improvisaciones en mis tres actuales idiomas dominados.

Pero ahí estaba yo, sin poder conjugar algo profundo en los brazos de la mujer que amo.

Pero me quería redimir, quería definitivamente decir algo profundo.

— ¿Sabes? Últimamente todo lo que he comprado lo he hecho sin pensarlo, sin pensar en cuanto cuestan o donde podré ponerlas… todo ese pensamiento de la consecuencia, solía acarrearme estrés… ahora me doy cuenta de que ahorrar esa energía para los momentos que no se pueden comprar con dinero— Dije intentando estructurar algo.

— ¿Qué dijiste? — Preguntó, por lo visto extrañada ya que no me había prestado atención. —Nada, nada, solo algo tonto sin sentido— Rápidamente dije para arrepentirme de aquello.

El resto de nuestro tiempo antes de la grabación lo pasamos en su pantalla del celular explicándole cosas sobre los vídeos que había subido de mi vida, ya lo sabía, puesto que le hice básicamente un texto con toda mi biografía, a su petición, así en los días que yo no pudiera hablar mucho y ella tuviera tiempo, lo leería, pero siempre le había faltado el imaginar bien los escenarios, ella nunca, ni de cerca había visto la geografía o arquitectura de barrios pobres de América, al contrario, nació y vivió en una de las ciudades más ricas de asia, siendo de clase alta, luego mudándose a directamente uno aún más rico.

Solo para que mi país tenga el mismo índice de riqueza que Taiwán o Corea habría que multiplicarle su índice per cápita unas quince veces.

180 Grados - Tzuyu & Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora