Bram:
—¡Señor Bram!. —Los golpes de Paul, irrumpen mi baño matutino. —¡Señor, Bram! ¡Es su madre, al teléfono!
He ignorado las llamadas de mi madre desde que llegue ha Mónaco y pretendía instalarme antes de recibirle la siguiente llamada, acción que termine olvidando y ahora no me queda más remedio que contestar.
Cierro la ducha y salgo del baño, con una toalla envuelta a mi cintura. Atiendo a Paul y recibo la llamada de mi madre, mientras él se queda en la habitación.
Camino hacia una de las ventanas, que dan el hermoso paisaje que tiene la altura de Royal Hotel, aunque todo eso pierde su encanto cuando mi madre empieza a cuestionarme.
—Bram Alexander Michael Fitzwilliam Frederick.
—Mis tres nombres. Sí que estas enojada.
—¿Cómo has podido irte así?
Observo a Paul. —Tome un avión. Paul y yo lo hicimos.
—Y te llevaste a Paul contigo.
—Lo lamento, mi señora. —Lo escucho decir. Paul tiene una edad similar a la de mi madre y dado la relación de amistad durante años y confidencia, le afecto bastante que me llevara a su amigo.
—Paul es el jefe de seguridad de los Fitzwilliam. Y no te enojes con él, le di una orden.
—Regresa ahora mismo.
Sonrio. —No lo creo, madre. Aún no he disfrutado ni la cuarta parte de mi viaje.
—¿Qué sentido tiene este viaje?
—Libertad.
—Vas a casarte.
—No, no lo hare. —Respondo. —Los tiempos cambiaron, madre. No son como antes y no tengo que desposar a ninguna mujer.
—Quiero conocer a mis nietos antes de morir. —Me dice con un tono melancólico. —Quiero verlos recorrer esta enorme mansión ahora vacía.
—Estas bastante sana.
Ella finge toser y yo arqueo una ceja. —Creo que me estoy sintiendo mal.
—Sí, claro. Te llamo el fin de semana.
— Bram Alexander Michael Fitzwilliam Frederick, no te atrevas a colga-
Guardo el teléfono y se lo regreso a Paul. Si ella deseaba hablar conmigo, sabía que sería por medio del teléfono de Paul., al no recibir yo sus llamadas.
—Quiero que hagas algo por mi hoy, Paul. —Le indico.
—Lo escucho, señor.
Emma:
—¿Y usted es..? —Pregunto al encontrar fuera de mi departamento r al hombre mayor, atractivo para su edad y con una barba corta que rodea su rostro.
—Buenas tardes, señorita. El señor Bram espera por usted.
¿Eh?
—¿Cómo dice?
—Estoy seguro que mi lord le indico que saldrían hoy,
—Lo hizo, pero a usted no lo conozco... ¿Cómo se?
Me señala mi ventana. Mis ojos lo siguen.
—Compruébelo usted misma.
Trago saliva y me vuelvo hacia él. —Espere aquí.
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Un anillo para Emma
RomanceMonte Carlo, destino paisajístico de la nobleza y el hogar de Emma. Emma Dempsey esperaba un anillo y en lugar de eso obtuvo una ruptura, ahora no sólo debe aceptar que su ex novio de hace cinco años, se encuentra al lado de una mujer mucho más jove...