Emma:
La tensión en el ambiente hace acelerar mi corazón, mis ojos se ubican sobre los cubiertos y parada a mi lado siento el peso de la presencia de Tara, quien da suaves golpes con la punta del bastón sobre el suelo, esperando mi primer movimiento.
Trago saliva.
—Estoy esperando, Lady Emma.
No le presto atención al apelativo y coloco ambas manos a la altura de la mesa, donde se encuentra un platillo de arroz blanco con carne, papás y ensaladas.
—La comida se le enfriara. —Me recuerda acercándose un poco hacia mí.
Tomo una respiración rápida y hago memoria de las enseñanzas que me dejo el conde anoche, y me refiero a las no sexuales.
Tomo el primer cubierto, junto al cuchillo de carne y hago el corte, al lado de Tara hay uno de los hombres que la acompaña y escribe en una libreta cada uno de mis movimientos.
—Que no te incomode, hace el trabajo pesado por mí. —Indica Tara y señala al sujeto. —Dejo el trabajo pesado para otros.
¿Para ella escribir es pesado?
—Jean, Lady Emma, Lady Emma, Jean. —Nos presenta.
Jean me saluda con un gesto y se prepara para decir algo, pero Tara lo interrumpe.
—No hables. —Exige ella con un tono elevado. —Futura condesa, siga, por favor.
Niego despacio y vuelvo la mirada a mi plato, me devoro todo, de forma educada claro y como con tranquilidad hasta que siento sed y Tara golpea el baston en mi silla, mi mirada se encuentra con la suya y con una señal de ojos, me indica que tome una de las copas.
Agua.
Champagne
Vino blanco
Vino tinto
Tantas copas me marean.
Pero aun así hago el deguste y cuando acabo ella carraspea recordándome las dos tazas que quedan, mientras los chicos de servicio retiran los platos vacíos.
En la mesa que las dos tazas, las cucharas del postre y te, y el cuchillo de mantequilla junto al mismo plato.
—¿No debimos empezar primero con el desayuno? —Inquiero.
—Si lo hacemos en orden se malacostumbrará, Lady Emma. —Me corrige. —No se trata de memorizar, sino de aprender.
No entiendo a esta mujer, pero no hago más preguntas. Me traen los platos de desayuno y al voltear la cara hacia el umbral, noto a Bram observando mi evaluación con los brazos cruzados mientras se apoya en la pared.
Tiene una sonrisa atractiva y me hace un gesto dando ánimos, que más que darme apoyo, me logra sonrojar.
Carrapeo yo esta vez y sigo con los platos del desayuno, luego continuo con el postre cuando queda solo la copa de helado de vainilla untado con crema de chocolate y chispas.
Tomo la cucharita y lo meto en mi boca. Delicioso.
Esta tan rico que no sé cómo las personas pueden comer tan lento esta delicia, sin embargo, no logro acabarme todo el postre, porque Tara me detiene.
—¿Escribiste todo, Jean?
—Asi es, lady Tara.
Ella sonríe y me da una media sonrisa, antes de volver su actitud seria.
—Terminemos por hoy, muy buen trabajo.
Y ahora mi estómago necesita una limpieza rápida.
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Un anillo para Emma
RomanceMonte Carlo, destino paisajístico de la nobleza y el hogar de Emma. Emma Dempsey esperaba un anillo y en lugar de eso obtuvo una ruptura, ahora no sólo debe aceptar que su ex novio de hace cinco años, se encuentra al lado de una mujer mucho más jove...