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Bram:

—¿Quieres que vayamos a cenar?

—Aún es temprano para cenar, Conde. —Me responde ella, mientras caminamos por el centro del parque de diversiones.

Al parecer Emma quiere comer un "Perro caliente" y solo por eso me trajo aquí, aunque esperaba llevarla a un mejor lugar.

—¡Oh! Ahí está. —Señala hacia el puesto, un carrito de comida rápido, con un hombre mayor y calvo atendiendo.

Mi mirada recorre su ropa de trabajo, un delantal blanco con el símbolo de un hot dog en el medio.

—Bonita señorita... ¿Desea un perro caliente?

Con una sonrisa, Emma se gira a observarse. —Que sean dos.

—Yo no.. —Intento negarme, pero el hombre se me adelanta, mirándome con una expresión de "No arruine mi negocio"

—Dos serán.

—Ya que. —Suspiro observa como levanta la salchicha y lo coloca sobre el pan apoyado sobre papel oscuro.

Le entrega los dos perros calientes a Emma y ella me entrega ambos, mientras busca dinero.

—No. No. —La detengo y le devuelvo de regreso lo que me ha entregado.

Saco un par de billetes y se lo entrego al dueño del carrito de perros calientes.

—Conserve el cambio.

Revisa el billete. —Con mucho gusto, señor.

Sonrio y me vuelvo hacia Emma. —¿Qué?

Me ignora y me regresa ambos perros calientes, toma la mostaza junto al kétchup y lleno la salchicha con ella, acerca ambas salsas al mío.

—¿Lo mismo?

—Solo Ketchup.

—¿No te gusta la mostaza, Conde?

—No.

Me regresa el perro caliente cuando acaba y devuelve las salsas, para luego caminar a mi lado.

Con una mano llevo la salchicha a mis labios y con la otra hago bajar mi mano a la suya, mis dedos rozan la piel en esa área y cuando voy a tomar nuestras manos, ella se gira hacia mi.

—Pongamos las cosas claras desde ahora.

Supongo que quiere...

—Si quieres una cita conmigo, Bram Fitzwilliam, debes dejar que compartamos los gastos.

Y ni era eso, ya tenía preparado un discurso completo en mi mente.

Emma se detiene junto a los balcones que dan una vista espléndida al mar.

—Olvide que eres una mujer que no le gusta que hagan estas cosas por ella. —Le doy otro mordisco al pan.

Ella pasa el pedazo que acaba de morder.

—Solo creo que es mejor si compartimos los gastos. —Me responde. —Además yo te invité.

—¿Consideras que el que invito debe pagar?

—Considero que los dos podemos hacerlo.

Sonrio. Mi mirada se aparta y se encuentra con dos personas que ambos conocemos muy bien.

Los Gorditos.

—¿Emma? ¿Cordelio?. —Otra vez ese ridículo nombre.

Antonio corrige a Danna, señalándome. —Conde.

Un anillo para EmmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora