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Emma:

Acaricio el lomo del animal, un hermoso caballo color marrón con una mancha blancas y grande en todo el lomo. Es muy hermoso.

Bram habla con el  dueño de las caballerizas, unos minutos después se acerca y al igual que yo, también coloca las manos sobre el lomo del animal.

—¿Lista para dar un paseo?

—No veo mi caballo cerca.

Bram me sonríe.—No hace falta uno.

Sin dejarme preguntar se sube a la silla de montura y me extiende la mano.

—Bram...

—Nada más romántico que una pareja cabalgando juntos ¿No?

Sonrio y el insiste en que tome su mano, lo hago y el me ayuda a subir, sentándome delante. El conde pasa las manos por mi cintura y levanta las riendas a la altura de mi mano, se pega contra mi y siento su entrepierna chocar mi trasero.

Me sobresalto.

—Tranquila, más tarde podrás montarme a mi.

—¡Eres..!—Grito girándome y atrapa mis labios en un beso suave.

Me sonrojo y el le ordena al caballo avanzar, cruzamos por la entrada y Bram se dirige hacia el dueño.

—40 minutos.—Recuerda Bram, a lo que el hombre asiente con un gesto.

Bram tira de las riendas y salimos de los establos, para ir directo a la pradera que cruza la parte trasera del establo.



(***)



Los galopes del caballo disminuyen cuando escucho el charco del agua correr, Bram tira de las riendas y al dar un par de pasos más, encontramos un riachuelo que se conecta con un rio no muy profundo, perfecto para que el caballo descanse  y se hidrate.

Bram baja del caballo y se vuelve hacia mi.—¿Quieres mojar un poco tus pies.?

Me extiende los brazos y me sujeto de ellos, a su vez el me ayuda a bajar. Bram se vuelve hacia el caballo, lo acerca a la sombra de los arboles y ata la soga a una de ellas, enseguida se vuelve hacia mi, mientras deja que el animal se refresque.

El lugar es bastante calmado y no se escucha más que el agua correr y chocar contra las rocas. Bram se quita el saco y dobla las mangas hasta los codos, sentándose junto a las rocas, no tardo en unirme a el.

—Solía escaparme aquí con Clary cuando éramos niños.—Me dice.

Lo veo sumergir las manos y intentar encontrar algo. Al conseguirlo se vuelve hacia mi y me lo extiende. 

Una roca con un aspecto vareado entre varias combinaciones de colores, producto de las aguas del rio. Es hermosa y es algo que quiero tener sobre mi cómoda.

Intento tomarla, pero el la retira.

—Hey.

—Emma Dempsey.—Pronuncia mirándome a los ojos.—La ultima vez no tuve el escenario más romántico del mundo.

Me rio.—¿Qué?

—Creo que ahora si lo tengo.—Continua y sonríe, inclinándose hacia mi.—¿Si te pido que te cases conmigo, esta vez sin presión, ni cámaras presentes, me aceptaras?

Un anillo para EmmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora