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Emma:

La emoción puede más que mi control e ingreso a la casa manteniendo el sentimiento, la mano cálida de Bram me suelta y se gira a no sé qué hacer a mis espaldas, mientras mis pies se mueven por toda la entrada y mis ojos visualizan el alrededor.

La casa tiene la imagen de una cabaña lujosa en su interior, con chimenea cómoda, alfombras sobre el suelo de madera y decoraciones de cuadros en las paredes, el techo es alto y los muebles alrededor se ven cómodos, hay una cocina a lo lejos y también unas escaleras que llevan al segundo piso seguramente a las habitaciones.

Me giro al escuchar voces detrás y encuentro a Bram despidiéndose de una pareja, quienes llevan bolsas ligeras y me saludan haciendo una corta reverencia antes de irse.

Les devuelvo el saludo y cuando estamos solos me acerco a él.

—¿Qué paso? —Pregunto intentando ver detrás de él, la pareja se encuentra subiendo a un vehículo.

—Dije que quería este fin de semana solo para nosotros ¿No?. —Me recuerda rodeándome la cintura con los brazos. —Solo nosotros.

—¿Les pediste que se fueran?

—Me gusta la comida de la señora Karla, pero prefiero que al abrir los ojos en la mañana y al bajar esas escaleras. —Alza el mentón en dirección al lugar y mis ojos se dirigen hacia ahí. —Te encuentre haciendo el desayuno en la cocina.

Me rio llevando las manos a sus pectorales. —¿No quieres agregar a verme con tu ropa mientras te hago el desayuno?

—¿Eso no sería muy cliché para ti?. —Pregunta enarcando una ceja.

—Creo que lo tomare por esta ocasión.

Nos reímos por un instante.

Tomo un respiro y pregunto.—¿Tenemos algún plan?

Hace una mueca dudosa. —Sí, tengo un plan ahora mismo.

Alzo las cejas esperando oír ese plan, pero me toma por sorpresa alzándome, mis piernas rodean su cintura y mis brazos se cuelgan de su cuello.

—No hemos desempacado.

—Pero están adentro no.

Me encojo de hombros y con una mano aferrada a mi nuca, estampa los labios sobre los míos. 






(***)





Un colchón cómodo y nuestros cuerpos entregándose es una buena manera de empezar nuestra visita aquí y deseo esto, desearía quedarme en la cama con él para siempre, disfrutando esto día y noche, aunque haya más cosas que quisiera hacer.

Es aquí donde desearía dividirme.

Jadeo con la nueva estocada y mi mirada se conecta a la suya, los ojos del conde me detallan y su mano izquierda se desliza desde mi muslo a mi pierna.

—Más.—Le pido enterrando las uñas más a fondo en su piel. Levanta la mirada y sus labios dibujan una sonrisa traviesa.

Me rio esperando descubrir que pasa por su mente y me lo demuestra acomodándose detrás de mi luego de colocarme de lado.

Un anillo para EmmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora