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Emma:

Ni bien cruzamos el club, al conde no le basto más de un minuto para emparejarme con alguien. Sigo sus ojos, al menos me ha buscado una pareja aceptable en cuanto a físico, sin embargo, todo puede ser un desastre si cuando le hable, empieza a abrir la boca y no me gusta lo que salga de ahí.

—Creo que mejor esperamos a alguien más. La noche es joven ¿No?

—No seas cobarde.

—No lo soy, además... ¿Cómo se supone que encontrare al hombre perfecto aquí?

—¿Qué tiene de malo aquí? Deja atrás tus prejuicios, Emma.

—No es por eso. Me gustan las fiestas, pero no es algo que me encante y me gustaría conocer a un hombre que calce con mis gustos.

—Tal vez con alguno de ellos, logres tener algo en común que no sea el club. Vamos-.. Ahora ve ahí. —Me hace girar en dirección del tipo.

—Bram.

—Conversa con él y por favor no te metas en una pelea.

—Siendo franca, fue su culpa, Conde.

—Mi culpa. —Repite con una expresión divertida. El me suelta y me giro en su dirección-

—Me mandaste a coquetear a ese hombre y al ser quien me ayudara ¿No debiste prevenir si tenía novia o no?

—Eso.

Alzo una ceja.

—Solo ve ahí, Emma.







Bram:

Le va bien, eso pienso cuando la veo platicar de forma calmada con el sujeto que elegí para ella.

Lo sé, mis ideas son grandiosas.

Sonrio con una expresión divertida, mis ojos la siguen hasta la barra, donde el hombre la invita a sentarse, Conversan por unos minutos más y veo a Emma sonreír, lo que produce una nueva sonrisa en mí.

Bien, creo que estoy listo para dejarla sola. —Pienso y justo al instante mi mirada se encuentra con una encantadora morena de cabellos rizados y sus amigas.

Ella se acercan a hablarle al oído y ríe sin dejar de mirarme. Doy un solo paso en su dirección y me doy cuenta que demasiado pronto para darme una celebración tras haber ayudado a Emma Dempsey.

No solo mis ojos, también de las hermosas chicas a unos metros de mí y de cualquiera cerca al escándalo que está ocasionando Emma, tiene la mirada sobre ella y su acompañante.

Esta mujer otra vez... ¿Es que acaso no puedo descuidarme un minuto?

Ella.

Y lo veo,

La mano del desconocido sobre el trasero de Emma. Junto las cejas y una sensación de furia domina mi pecho.

Sensación a la que no le toma mucho tiempo ser remplazado por sorpresa. Mis ojos se abren mientras miro la reacción de Emma y nii siquiera es necesario que me levante y corra en su ayuda, Emma aparta las manos del tipo sobre su piel y se levanta de la barra ocasionando que el banco donde apoyaba su trasero caiga contra el suelo, atrayendo unas cuantas miradas más y que se encuentran más lejanos.

Pero no queda ahí.

¿Acaba de decirle pendejo?

Si, lo hizo.

Un anillo para EmmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora