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Emma:

Tener sexo con un conde y ser trasportada  dentro de un coche durante el acto por todas las calles de Monte Carlo, no ha estado ni de cerca en mis pensamientos.

Bram me baja el cierre posterior del vestido, desliza las manos  y  sus ojos me observan cuando lo detengo al colocar las manos sobre las suyas.

Mi mirada va hacia la pared negra, el me sonríe después de seguir mi mirada.—Olvídate de el.—Me da un beso en los labios, inclinándose despacio. —Solo piensa que estamos los dos solos aquí.

Dejo que sus manos sigan desnudándome, Bram me ayuda a quitar el vestido por debajo, dejándome solo en pantis y con el sujetador que aprieta mis senos.

Me levanto y presiono las rodillas sobre el acolchado asiento igual que el, nuestras bocas se tocan  casi de inmediato y con un ritmo erótico que nos acompaña, del que probablemente eligió el conde como ambiente musical, le abro cada botón de su camisa, hasta liberar sus pectorales ante mis ojos y lo mismo hace el con el broche de mi sujetador. Me lo quita y lo deja sobre el suelo del coche para luego continuar lo que pensaba hacer en el ascensor, Bram juguetea con ambos  y dándome una mirada profunda, inclina el rostro hasta mis senos.

Su boca envuelve mi pezón, mientras se aprieta contra mi y sus manos me acarician los glúteos por encima del panti.

Oh.. Bram.

Chupa con fervor y aplasta mis senos con sus manos, provocando que mi pezón se hunda más a fondo de su cavidad bocal. Jadeo y el calor en mi cabeza crece, mi cuerpo arde con deseo con cada toque abrazador, Bram me obliga a sentarme y se presiona contra mi cuerpo, abandonando mi pezón hinchado para subir entre mis senos y llegar a mi cuello, le hace una pequeña abertura a las  pantis y  las desgarra, para ir directo a la tela que cubre mi entrepierna.

—Ah...—Gimo con el primer roce de sus dedos. Mi interior palpita.

Bram me besa en los labios con suavidad.—Mojada y lista para mi..—Me da otro beso bajando por mi mandíbula y reparte varios por esa zona.

Un cosquilleo me provoca cerrar los ojos,  me baja lo que queda de las pantis y mis manos lo ayudan a quitarlas, Bram vuelve a tocar con sus manos la tela de mis bragas y mi mano reacciona cubriendo la suya, pero el termina intercambiando.

—Tócate.—Me pide con voz ronca, mis ojos se abren para encontrarse con los suyos,  toda su palma yace sobre la mía y hace presión sobre la tela, provocando que mis dedos se hundan.—Tócate para mi, Emma.

—Bram...

—Quiero  ver como te tocas cuando no estoy.—Hunde la cabeza en mi cuello.—Vamos, tócate.

Realizo lo que me pide, con toques suaves al inicio y sobre la tela empapada, pero sus dedos exigen más y el mismo me termina guiando, los míos pierden sostén y los de Bram ocupan su lugar, el conde me masturba de arriba abajo, esta vez con la mano directo contra mi coño, frotando las yemas de sus dedos contra mi hinchado clítoris y baja hasta mi cavidad al sentir el líquido humedeciendo mis labios vaginales.

—Oh...Dios.. —Gimo. —¡Ah.... Ah..! Oh... Voy a...

Frota más duro, introduciendo un dedo dentro y luego otro, me tengo que sujetar de él y aunque mi trasero yace sobre el asiento, aun así, pienso que me terminare cayendo, lo que básicamente hago al cambiar de postura.

Me acomodo otra vez en el los asiento, con el pecho subiendo y bajando, viendo a Bram llevarse los dedos a los labios.

—Tu excitación sabe muy bien, Emma.

Un anillo para EmmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora