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Emma:

—¿Tu ex se casa, aquí..?.—La expresión de Bram es confusa.

—Eso dije, Bram.

—¿Qué? Y... ¿Te molesta que lo haga? . —Suelta con un tono malhumorado.

—No me molesta. Bueno sí.

—¿Emma?

—Estuvimos cinco años juntos y con ella..—Intento explicar.

Si le ponemos a que me estuvo engañando desde que empezó a cambiar, aun así es muy poco tiempo y lo único que me hace creer es que, jamás estuvo enamorado de mí.

La única enamorada fui yo

—Richard va a casarse con ella, tendrá su final feliz antes que yo... ¿Cómo debo tomarlo?

Lo observo tragar y luego acercarse a mí. —Las grandes historias no tienen final.

—¿Quién dijo algo tan absurdo?

—Mi madre.

Abro mucho los ojos . —Lo siento, no quise.

—Creía lo mismo. Así que no te disculpes. —Me pide el conde. —Creo que lo que intentaba hacer era hacer sentirme mejor.

—Ella es una buena madre.

Sonríe despacio.—Lo es, te llevarías bien con ella.

Mis mejillas se acaloran.

¿Conocer a su madre?

—Bram... sobre Richard.

El me coge las mejillas y me besa en la boca, sus labios se entre abren con suavidad y los míos corresponden.

—Ya no digas el nombre de otro hombre. —Me ordena y busca mis labios otra vez para un segundo beso. —Solo el mío.

—¿No tienes una cita?.—Le recuerdo sobre los labios.

—No.

Te meterlas en problemas

Se retira un poco para mirarme.—Creo que lo vale si así terminamos en la cama.

—Bram.. —Miro sus ojos.

Él me sonríe y me levanta de su mueble, sujetándome de la cintura, me baja con cuidado hasta que mis piernas se envuelven alrededor de su cadera.

Con una sonrisa pícara y antes de besarme, el me lleva a la habitación.




(***)





Roces y labios. Caricias y trotes. Es un resumen perfecto para los primeros minutos dentro de la habitación, al menos hasta desnudarme y permitirme tomar el control.

Sin embargo, ahora que tenemos más comodidad, él no me da esa ventaja por mucho tiempo, de los saltos que disfruto al rebotar contra sus muslos y sobre su polla, el me coge de la cadera y me hace caer contra el colchón, reímos buscando nuestras bocas hasta unirlas en un nuevo beso.

Hoy no, Emma. —Me dice mostrándome la excitación con su voz.

Echo la cabeza hacia atrás y hundo mis dedos en su cabello, mientras su boca chupa directamente de mi cuello, las manos de Bram no se quedan quietas, veneran todo mi cuerpo y esa sensación de calidez, fuerte y masculina me recorre, sobre todo en mis senos y mis pezones, con los que su boca cubre y no duda en chupar igual como mi cuello.

Un anillo para EmmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora