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Capitulo muuy largo.

[...]

En los últimos días todo había estado callado, sin ánimos de nada. Once de sus amigos habían dejado este asqueroso mundo para después ir hacia el más allá... si es que existe, claro.

Wendy no había tenido sus entrenamientos por lo que solo entrenaba sola, como podía. Corría por alrededor del jardín o se ponía a hacer pruebas de fuerza con lo que encontrara. No había sido fácil para ella cuando le dijeron que su tío Hoseok y tía Rose habían fallecido.

Rose la había encontrado en un principio en aquella escuela, lo sabía gracias a sus padres, Hoseok también la cuidó antes de que pasara a las manos de Jimin y Yoongi. Les tenía un gran aprecio, ahora en vez de tenerle miedo a los infectados les tenía riña.

Se desquitaba corriendo ya que el dolor físico opacaba el dolor en su pecho por unos momentos, también se desquitaba golpeando el saco de boxeo que había conseguido Serim hace un tiempo. Al recordar eso golpeó aún más fuerte, sus nudillos estaban rojos al igual que sus ojos, no había usado los guantes.

—Por amor a todo lo sagrado. —no maldijo ya que en esa casa había oídos y ojos en todas partes.

 No era malo ya que de cierta manera era bueno, sabía que estaba protegida. 

Colocó su mano en la nieve que estaba afuera, al ser invierno estaba nevando y a causa de eso dormía con sus padres ya que las mantas siquiera alcanzaban para todos, Jimin o Yoongi verían la herida de la mano y tendría prohibido golpear el saco por vaya a saber cuanto tiempo.

Cuando comenzó a quemar la sacó de encima y fue hasta adentro para que alguien curara su mano. Cerró la puerta que conectada el comedor y el jardín antes de ir en busca de alguien para que la curara.

—¿Hay alguien aquí? —preguntó pero no recibió respuesta de inmediato.

—¿Qué sucede, pequeña? —preguntó Jeongin quien estaba en la puerta que conectaba la cocina y el comedor limpiando el cuchillo que había usado contra unos infectados con un trapo.

—¿Podrías curarme la mano, por favor? —preguntó mostrando su mano lastimada. —Lo hice de nuevo.

El chico la cargó y la sentó en la mesada, tomó su mano y la miró. —No usaste los guantes. Otra vez.

No era la primera ni la segunda vez que Wendy no usaba los guantes para el saco y no lastimarse, a causa de esto la primera vez se le prohibió usar el saco por dos semanas y para la segunda vez fue un mes.

—Estoy enojada, no pude evitar golpear el saco. —dijo con voz baja. —Aún me duele todo esto.

Yang se dirigió a una de las mochilas y de ella sacó lo necesario para poder curar a la niña por el momento, luego verían que hacer si la herida se infectaba. 

—Créeme que te entiendo, se que estas enojada por las m-muertes de tus tíos y tías, se que estás enojada por que se llevaron a Jae y a ti. Pero eso no es excusa para que te lastimes. —habló mientras la curaba.

—Lo siento, a la próxima prometo intentar acordarme de usar los guantes. —dijo con la mirada gacha.

—A la próxima debes de acordarte de usar los guantes. —dijo mientras vendaba la mano.

—Gracias. 

—De nada. —dijo y la ayudó a bajar. —Y otra cosa más, por más arrepentida que estés nunca bajes la cabeza y si lo haces que sea para ver tus zapatos. —sonrió al ver a la niña hacerlo.

—Te quiero, Jeongin. —lo abrazó y este le devolvió el gesto, no estaba sorprendido al escuchar a la niña hablarle sin los honoríficos, era algo común. No se lo habían enseñado antes menos lo iban a hacer ahora.

Infected |KookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora