Capítulo 36

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— ¿Sigue en pie lo de ducharnos?

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— ¿Sigue en pie lo de ducharnos?

— ¿Qué crees Morgan? — hizo una expresión facial que nunca había visto, era algo coqueta.

— Soy algo pendejo, así que no sé.

— Eso noto — se paró de la cama en dirección al baño — Ven — dijo por último después de entrar, me dejó tonto, me quedé ahí parado tratando de pensar en que había pasado, luego del bloqueo que tenía desapareció, entre en el baño, Mia estaba ahí parada en la ducha con la puerta de cristal abierta.

¿Y ahora qué? Me sentía algo raro, me había dejado sin palabras.

» No me digas qué tú eres de los que usan sandalias al bañarse, eso es raro; pero más raro es que te bañes con toalla y ropa interior. Quítatela.

— Soy raro, pero no en ese sentido — hablé por primera vez, después de dejar mi ropa al lado del lavado me quite la toalla y la puse junto a mi ropa, entre en la ducha y cerré la puerta de cristal.

Mia abrió la llave; pero pronto como lo hizo la cerró — Se me olvidaba esto — dijo desabrochando el sujetador y sacándolo, ella estaba de espaldas a mí pero después de quitarse el sujetador se volteó, tenía los pezones erectos eran de un color rosa, me pedían atención, quería chuparlos.

— Podrías dejarlo encima del váter — le hice caso, abrí la puerta y lo puse donde me indico, después cerré otra vez la puerta — Gracias.

Esta vez sí abrió la llave y se metió por completo, jadeo cuando el agua fría tocó su cuerpo y yo solo miraba como lo hacía, estaba disfrutando tanto como ella de esta ducha.

Después de un rato cerró la llave y volteo a mirarme, me analizo de pies a cabeza. Esta vez vino a mí — lo principal de ducharse es mojarse, ¿Qué esperas?

— Tener vagina, para mojarme sin agua — dije entre risas y ella se rio también.

— Si fuera así yo no hubiera tenido que abrir la llave — se acercó más, esa especie de confesión me erizó el vello que hablara así me dejaba sin palabras.

— Ven — jalo mi mano y nuestros cuerpos chocaron suavemente, ella aprovechó ese pequeño instante para besarme, pude identificar algo de deseo, lo termino por falta de aire y no deje que descansara un segundo más, la bese yo está vez y mientras lo hacía abrí la llave, el agua nos caía a ambos, no la deje mucho tiempo abierta, no se podía desperdiciar algo tan valioso como el agua. Tome de ese jabón líquido que tenía y eche un poquito en mis manos, lo esparcí en mis manos y luego empecé a enjabonar una de sus manos.

— Para... ¿Sabes que eso? — ¿Qué hice mal?, estaba con cara de ¿Qué mierda?

— Jabón, obvio.

— No es jabón normal, es jabón íntimo — soltó una risita.

— Soy un desastre — ambos reímos y ella saca el jabón con agua — no me puedo quedar con esto en las manos, sería un desperdicio si lo juago.

— Todo tiene solución — dijo y se bajó el bragas, rozando su culo con mi pene tapado por el bóxer. Trato de no gruñir, pero se me sale — Ya no lo tienes que botar. — La enjabone como si se tratara de cualquier otra parte de su cuerpo y en el proceso note que no mentía con lo que había dicho antes.

— No mentía — solté inconsciente

— Yo no te miento.

Hecho mi trabajo tomé el jabón que era corporal e hice lo mismo que con el otro, hice espuma y enjabone su cuerpo.

— Voltéate — ella lo hizo, tome un seno en cada mano y los masajee, subí mis manos hasta su cuello llegando a los hombros y le hice un pequeño masaje, tenía muchos nudos — Deberías ir aunque sea una vez por cada dos meses al spa, para que te hagan masaje.

— Para qué ir si te tengo a ti — gimió un poco cuando lo hice más suave — ¿Estaría mal si me pongo cachonda por un masaje?

— Una parte de las personas lo hacen sólo si el masaje que reciben es bien hecho.

Su mirada recorrió todo mi cuerpo, se quedó en mí entrepierna, no me incomodo lo contrario, antes creció un poco más la erección al ver cómo mordía su labio inferior, con su mano la tocó unos minutos. Cogí la botella del champú y eché en mi mano, le hice un masaje capilar y de ella salieron algunas maldiciones.

— Sigues — dijo entusiasmada.

— Soy tuyo — hecho jabón en sus manos tal y como lo hice con ella, me hice enfrente de ella dándole la espalda, enjabono mi cuerpo. En los abdominales se tardó un poco más y siguió bajando hasta colar su mano en el bóxer.

— Debo deshacerme de esto — hablaba del bóxer; logro bajarlo sin dificultades. Enjabonó todo mi cuerpo — ¿Champú?

— Hoy no, gracias — abrí la llave y el agua cayó, tenía el pene sensible y al caer el agua solté un gemido, Mia se hizo frente a mí y enjuaga todo el jabón, sobaba sus manos por todo su cuerpo y yo veía todo como en esas películas de guardianes de la bahía en la que algunos personajes salen en cámara lenta y se ven sensuales, así veía a Mia; ya enjuagado el jabón Mia se agacha y sin mediar palabra entro mi pene en su boca.

Lo empezó a chupar y sin que el contacto visual se rompiera, tomé su pelo en mi mano para que no le entrara en la boca y se le facilitará más la acción, con esa misma mano guíe sus movimientos; daba lamidas a la punta cuando lo saca de su boca o un simple beso, sus movimientos variaban, iba al ritmo de su mano, de ambas manos. Se estaba "masturbando" mientras me hacía el oral. Suelto malas palabras, jadeo y mi respiración se entrecorta.

— Estoy a punto — avisé y ella lo saco y siguió el movimiento con su mano hasta que me corrí en sus senos — Párate.

Pego mi cuerpo al suyo, la beso y sin pensarlo dos veces empiezo a tocar ese punto lleno de terminaciones nerviosas hasta llegar a su entrada, deslizó un dedo en su interior, agrego un segundo con algo de dificultad, está prieta. Muevo los dedos que tengo en su interior de diferentes maneras, hasta que está no tarda mucho en llegar.

Nos mojamos nuevamente y salimos de la ducha, cada uno tomó su toalla y se secó, no tardé mucho en ponerme la ropa para después despedirme e ir a casa de Noah

Mi mejor tormento ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora