Encontré un parque de niños, me senté en una de las bancas y llamé a Logan.
— Hola — contesta a los dos tonos.
— Ya lo saben — solté sin más.
— ¿Y bien?
— No lo sé, lo dije en el peor momento, estaba furiosa.
— ¿Estás bien?
— Supongo.
— ¿Qué pasó?
— Tú padre creía que tenías algo con Noah, me dijo que no sabía nada de ti solo por compartir unos meses contigo. Lo solté sin más y me fui del lugar donde estábamos, en estos momentos estoy en un parque que desconozco.
— Ya hablaré con él, no quiero que te sientas mal por eso ¿En qué puedo ayudarte?
— No estoy mal, solo siento enojo. Intentaré contactar a alguien que me lleve de nuevo al edificio.
— Escúchame, hablaré con ellos, no te preocupes.
— No estoy preocupada por eso, no estoy interesada en lo que piensen, no después de lo que pasó.
— Mia.
— ¿Qué?
— No te desquites conmigo, solo intento ayudarte.
— Lo lamento.
— Nena, desearía estar contigo.
— Me vas a hacer llorar.
— Llama a ese chico French, pídele el favor.
— Se llama France.
— Como sea, necesito saber que estás segura y en un lugar que conoces, si no quieres hablar con padres ahora, llámalo a él.
— ¿No crees que lo pensé?, no tengo su número.
— La nota que te hizo la pequeña, ahí hay un número.
— No la tengo conmigo.
— Yo tengo una imagen.
— ¿Cómo?
— Ya te dictó el número, escríbelo en el móvil — no tardó mucho en dictarlo.
— Gracias.
— Trata de calmarte, me hablas cuando estés con él, sé que te ayudará.
— Ok, gracias — finalice y procedí a llamar al número que este me brindó. Sonó mucho tiempo hasta que contestaron.
— Buenos días.
— ¿Hablo con France?
— ¿Mia?
— Sí, necesito que me ayudes.
— ¿Qué te pasó?
— Puedes recogerme, estoy perdida.
— Describirme el lugar, ¿hay una dirección cerca?
— Es un parque infantil — busque una señal con algún nombre o algo y lo vi, le di el nombre del parque.
— Bueno, ya voy por ti.
— Te debo una.
— Se van juntando.
— Trae comida — digo antes de colgar la llamada, no tardó mucho en llegar ya que el edificio no quedaba muy lejos de dicho parque.
En el camino paró en un autoservicio y pidió algo de comer.
— ¿Qué hacías sola en ese parque? — preguntó mientras sacaba una dona de la bolsa.
— Solo llegué caminando, estaba en una cafetería cerca.
— ¿Qué pasó?
— Ya lo saben, pero no se dieron cuenta de la mejor manera.
— Entiendo.
— ¿Y la pequeña Bel?
— La dejé en el edificio con una cuidadora.
— ¿Y tu madre?
— Supongo que trabajando, no la vi en la mañana — respondió antes de beber de su malteada.
— ¿Qué hace ella?
— Es abogada.
— Puedes creer que en los dieciocho años de vida que tengo nunca he sabido en qué trabajan mis padres, que son exactamente.
— Tampoco lo sé, lo que hacen nuestros padres no son cosas que se digan a los cuatro vientos.
— ¿Es ilegal?
— Se ve así; pero no lo es o eso tengo entendido.
— ¿Qué harás hoy?
— Debo ayudar con algo a un compañero de mi madre, después estoy libre... ni tanto, debo cuidar de Margaret.
— ¿Puedo ir contigo después?, no tengo muchas cosas que hacer hoy, creo que mis padres deben encargarse de un asunto y lo último que quiero es que me cuestionen cosas.
— No hay problema, solo dime algo.
— ¿Qué cosa?
— ¿Estás discutiendo con ellos?, no quiero meterme en un problema.
— No te vas a meter en nada, no estamos discutiendo solo quiero pasar el rato con alguien agradable.
— Bien.
— ¿Lo que quieres saber es como se los dije?
— Sí, lo siento.
— El padre de Logan pensó que era homosexual y le dije que no era así, dijo que no sabía nada solo por vivir con él y lo solté, salí de la cafetería y así fue como llegué a ese parque.
— Cuentas con suerte de no haberte perdido.
— Eso creo, ¿podemos ir al edificio?
— No quieres que te cuestionen; pero aún así quieres ir al edificio.
— Lo sé, dudo que estén.
— Bien, deja termino de comer y nos vamos.
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Mi mejor tormento ©
Teen FictionMia Adams es una chica de 17 años que cruza su último año en el instituto, su vida pasa a estar fuera de la rutina cuando por negocios sus padres se van de viaje y la dejan con el poco interesante de Logan Morgan. Logan Morgan es el hijo de los mej...