Epílogo 1

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Terminé de hacer el instituto desde casa, no quería encontrarlo en ningún pasillo

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Terminé de hacer el instituto desde casa, no quería encontrarlo en ningún pasillo. Mis padres seguirán haciendo negocios con sus padres; él nunca vino a casa con ellos y por lo general cuando venían, yo estaba en casa de algún amigo o por ahí sola en algún parque.

Unos dos meses después lo crucé por un centro comercial, estaba solo, simplemente cruzamos miradas y tratamos de sonreírnos; pero no se nos dio muy bien. Mi padre fue a recogerme porque terminé llorando en uno de los baños.

En el cumpleaños de la pequeña Bel, estuvo con su familia, eso fue unas semanas antes de irme de la ciudad. Solo podía verlo desde lejos, temía acercarme, temía todo lo que tuviera que ver con un contacto directo, incluso cuando él trataba de buscar esa mirada que empezaba a incomodar, yo solo giraba la cabeza y me hacía la de la vista gorda.

— Ustedes algún día deberán tomarse un tiempo para hablar mejor las cosas — comentó France al ver que volvía mi mirada a él — está muy claro que ninguno ha olvidado el otro, ¿Sabe qué te vas?

— Todo quedó muy claro entre los dos, no tendría por quéé saberlo.

— Tan claro que aún se echan miradas melancólicas el uno al otro, lo he pillado viéndote.

— Yo estoy muy clara en todo lo que va a pasar, en menos de dos semanas me iré contigo a la gran ciudad, comenzaré mi carrera, la terminaré y todo irá según lo planeado. Estar con él hizo que muchas de esas cosas cambiarán, quizás el plan cambió un poco, pero la meta sigue fija.

— Me gusta que seas tan dedicada; sin embargo una cosa es convencer la cabeza y otra el corazón. Quizás pienses que ya ha pasado...  Dentro de ti hay algo que te dice que hace falta algo o alguien.

— No trates de convencerme, ya he tomado esta decisión.

— Sí muy claro está, ¿Por qué no vas y le saludas?

— Está hablando con algunas personas.

— Entonces prefieres que hablen a solas.

— ¡No!

— Siento si me pasó de intenso; pero en serio, se nota a leguas que ambos quieren hablar aunque sea para saber cómo van sus vidas desde entonces. Se sincera y dime ¿qué no lo quieres?

— Manipulador — solté y este solo me miró con una sonrisa burlona — No sabes cuánto he pensado en que debí haberlo hecho de otra manera, esa tensión entre ambas familias y todo es tan... complicado.

— No te asustes... Él viene para acá — casi me desmayo cuando lo escuché decir eso, comencé a sudar las manos, todo comenzó a darme vueltas, sentí un hueco en el estómago y mi corazón cada vez latía más fuerte y rápido,

— Mierda, — susurré una y mil veces hasta que sentí a alguien tras de mí, era él.

— Hola, Adams — porque era así, no tenía problema con que solo me dijera hola, mi cara se tornó roja cuando volteo a verlo, está bien vestido (como siempre) respondió mi subconsciente. Recordé que no había dado respuesta a su saludo.

— Hey — estaba de los nervios

— ¿Cómo estás?

— Supongo que bien y ¿tú? — no sé por qué, pero respondí dos veces a qué estaba bien, no podía estar más apenada.

— Me alegro, también me encuentro bien — eso de hablar formal no era nada nuestro estilo.

— ¿Tus padres? — Trate de ser formal, aún con la cara encendida y las manos sudadas.

— Muy bien y ¿los tuyos?

— De maravilla — Dios mío, ayúdame.

— ¿Qué hay de ti?, hace mucho no te veía — desde el centro comercial. No pude verlo ni una vez a la cara, miraba el suelo o un lugar detrás de él, con verlo a la cara me atenía a tener contacto visual.

— Se me han dado algunas cosas, en poco tiempo iré a la universidad.

— Me alegro mucho por ti, sé cuán importante ha sido eso en tu vida.

— Gracias — sonreí un poco.

— Te luce el color rojo — mil mierdas, lo único rojo que tenía era la cara, cerré los ojos y respire profundo.

— Esto es muy raro — dije en voz alta, trate de controlarme porque ya estaba empezando a decir lo que pensaba.

— ¿Él es tu novio ahora? — solté una carcajada grande.

— Claro que no, más bien como mi psiquiatra — nerviosa decía cosas que no debía.

— Bueno saberlo.

— Puedo saber si tú... ¿Tienes novia? — por una razón esperaba que su respuesta fuera una negación y así fue, el alivio fue inmediato.

— Me agrado verte —. Sonrió, creí que solo diríamos adiós o algo similar. Él se acercó para despedirse con "beso de mejilla", solamente fue contacto de mejilla y mejilla; con eso casi explotó de lo roja que ya sentía la cara. — Deberías tomar algo, te sientes caliente —. Se burlaba un poco de la situación y no es por alardear, pero se encontraba un tanto incómodo.

— Pues seguiré tu consejo — dije cuando se alejó, mire a France, casi lo mató

— Eres un necio — solté.

— Y tú pareces un tomate.

...

El tiempo pasó más rápido de lo que quería, iría a la universidad, no estaba en la lista de universidades que escogí, sin embargo, iría a una universidad y estudiaría. Antes y agradezco que entre, no por muchos méritos, France ayudó para poder ingresar a la universidad en la que él se encontraba estudiando psicología.

Con lo de estudiar en la universidad tampoco tuve mucha elección en que carrera, estaba en mis gustos,  no era mi preferida, licenciatura en literatura y lengua castellana.

A eso me dedicaría a estudiar por un aproximado de ocho años, eso sí no perdería ningún semestre. Debía estar muy concentrada todo el tiempo y dejar algunas cosas en el pasado, la pregunta era sí, ¿Podría llegar a olvidarlo y continuar con todo?


N/A: No tengo nada más que decir, sino agradecer por el apoyo, esta historia ha llegado a su final y estoy muy emocionada de saber que les ha parecido, leeré sus comentarios.

Si les ha gustado la historia, me encantaría que me ayudarán compartiendo, votando o comentando.

Cómo ya lo he dicho, muchas gracias por todo... Muchos besos, abrazos y golpes en el calabazo... Nos leemos luego.
(◍•ᴗ•◍)

Mi mejor tormento ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora