Capítulo 53

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Logan

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Logan

— " Cumpleaños feliz, te deseo a ti, feliz cumpleaños Adams, feliz cumpleaños a ti"

» Despierta, es tu cumpleaños número 18 — esto era una especie de sorpresa, idea de sus padres realizada con mi ayuda. Al no estar presentes para este día singular, me pidieron que comprara un desayuno especial; pero ¿adivinen quien quiso despertarse a las seis de la mañana a hacerle un desayuno especial con sus propias manos?... si, ese soy yo.

— Dame cinco minutos más, es muy temprano — habló aún con los ojos adormilados.

— Nena, levanté.

— Repite el "nena" y lo que se levantará no será precisamente mi cuerpo.

— Abre los ojos por lo menos, estás arruinando la sorpresa — con esto decide hacerlo y su expresión facial demuestra que nunca pensó que algo así fuera a pasar.

— En estos momentos te besaría pero considero que no es higiénico hacerlo; esto es sorprendente.

— Feliz cumpleaños; pero hablando en serio, recibe la bandeja porque sí que pesa — ella extiende sus brazos y la toma para ponerla encima de su regazo.

— ¿Tú hiciste esto?

— Sí, fue idea de tus padres. ¿Te gustó?

— Nunca esperé algo así, en serio me sorprendes.

— Espera, te tengo un regalo — voy en dirección al armario y saco su regalo, está en una linda bolsa de color dorado.

— No tenías por qué hacerlo.

— Claro que sí, ya dejaste de ser ilegal — le entregó su regalo e instantáneamente lo abre.

— No lo creo, cómo lo supiste — dice más que sorprendida — estuve buscando esto por meses y tú simplemente me lo das, es algo muy difícil de conseguir ¿Cómo lo conseguiste? y segundo ¿Cómo sabía que lo estaba buscando? — fácil, todo gracias a Ela.

El regalo era una cerámica de uno de sus personajes favoritos de un libro que le encantaba de pequeña, no se hizo tan difícil de conseguir después de saber que una de las personas que tenía la última cerámica de este, es amiga de mi madre, no se hizo difícil comprarlo. Además, este tenía la firma del autor en la parte baja.

— Me gusta que te guste, Ela me ayudó con tu regalo y no fue difícil conseguirlo porque conocía a la persona que tenía el último.

— Este ha sido uno de mis mejores cumpleaños y no hablo de lo material. No quisiera decir esto; pero, nunca me había sentido tan querida en un cumpleaños.

» Te quiero demasiado, muchas gracias por todo.

— ¿Te incomoda si te beso?

— Está bien — dice y me acerco a ella para darle un corto beso en los labios.

— Yo también te quiero Adams.

— Leí que las manzanas estimulan la circulación de la sangre a la vagina y el pene, ayudando a que el deseo/excitación aumente. Sus componentes también ayudan a incrementar la lubricación vaginal, curioso, ¿No?

— Muy curioso, ni siquiera sabía eso.

— Por casualidad no sé, ¿te gusta la piña?

— Si me gusta pero no creas que comeré piña todos los días, eso no es lo mío.

— ¿Sabías que la piña ayuda a endulzar el semen?

— ¿Dónde leíste esas cosas?

— Todo lo saqué de tío Google. ¿Qué tal te va comiendo aguacate/palta?

— No lo sé, es rico.

— Ni al caso, solo te digo que ayuda a que el libido masculino se levante. Tu ni lo necesitas, eso allá abajo funciona de maravilla.

— No sé si esa información sea real.

— Entonces empieza a comer piña y pronto lo descubriremos.

— Enfócate, come el desayuno.

— Ya sé, está muy rico. Solo recordé esa información porque vi la fruta.

— La piña debe de endulzar la lubricación femenina, ¿No?

— Supongo.

— Dieta de la piña, allá vamos.

— Qué cosas.

— Pero hablando en serio, podríamos comer piña más a menudo.

— Eso quisiera probarlo, podríamos averiguar si dicha información es correcta, no tengo inconveniente en probarte otra vez.

— Iré a ducharme — ella ríe, sabe que cuando habla así casi susurrando y con voz orgásmica, pasan cosas en mi cuerpo.

— Piensa en mí cuando la estés bajando — sugiere y comienza a reír por lo bajo.

— Deberías comer, a ver si así dejas de hablar tanto.

— Ahora te molesta — dice alzando una de sus cejas.

— No te escucho, no te escucho, tengo orejas de pescado — canto cuando me vuelvo para seguir buscando mi ropa.

— Me acordé cuando cantabas eso de pequeño, cuando eras agradable y con mente sana.

— Tú no cambias.

— En serio, me parece que alguna vez me gustaste.

— Dime a ¿Quién no?

— Ve ducharte antes de que mi autocontrol se rompa.

— ¿Me estás amenazando?

— Algo así.

— Ok, me iré a duchar. Espero que no dejes nada en el plato.

— Bien — responde ella y yo salgo de la habitación para ir al baño principal.

Mi mejor tormento ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora