Capítulo 60

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— Te extrañamos tanto — habló mi madre quien me proporcionó un gran abrazo y dejó pequeños besos en mi cabeza

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— Te extrañamos tanto — habló mi madre quien me proporcionó un gran abrazo y dejó pequeños besos en mi cabeza.

— Yo a ustedes — dije y luego fui a abrazar a mi padre, tenía entendido que ellos habían alquilado una casa o un departamento, algo parecido pero tal parece que han estado viviendo en un hotel.

— Has crecido — dijo mi padre en medio del abrazo. Cuando llegué me sorprendió ver que era un hotel el lugar donde se quedaban, es realmente hermoso por dentro, algo clásico; mamá abrió la puerta emocionada por verme y mi padre deja de hacer lo que hacía solo para saludarme, eso me hizo olvidar un poco sobre lo que pasó en el aeropuerto.

— ¿Tienes hambre?

— Un poco.

— Ve a la cafetería, nosotros ya vamos — dijo mi madre, como si yo supiera dónde queda eso.

— Primera planta, está señalizado — dice mi padre al ver mi desconcierto.

— Bueno, nos vemos allí — dije y salí de la habitación en busca del elevador. Seleccioné el primer piso, las puertas ya se estaban cerrando hasta que una mano pasó entre la puerta para poder pasar.

La persona entró en el elevador y dio en el botón para que las puertas se cerrasen.

— Y no eres traficante de órganos — dije con sarcasmo.

— Se ve que razonar no es lo tuyo.

— Ahora nos ofendemos.

— El siguiente paso es tu número en mi teléfono.

— Te salió una rima.

— ¿Ahora sí me dirás a qué viniste a este lugar?

— ¿Qué me asegura que no intentas raptarme?

— Si te niego que lo soy podría ser uno, pero si no lo niego estarías dudando el seguir hablándome.

— Buen punto, ¿tú qué haces aquí?

— Yo le pregunté primero.

— ¿Y la pequeña Belmonte?

— Está durmiendo, estaba algo cansada. ¿Viste la nota?

— Si, fue muy dulce en dejar una notita.

— Es una niña inteligente.

— Eres afortunado de tener una hermana así.

— Algunos desean tener hermanos y otros simplemente no los quieren.

— Que grosero.

— Es broma, a pesar de todo esa pequeña es lo más preciado que tengo.

— Lo noto.

— ¿A dónde vas? — pregunta cuándo llegamos a la primera planta.

— ¿Sabes dónde está la cafetería? — preguntó.

Mi mejor tormento ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora