Capítulo 42

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...

En el súper no nos fue muy bien, había una fila algo larga para registrar los productos y convencido por Mia, terminé comprando vino. (Insertar cara de payaso).

Ya estábamos en casa esperando que la pasta termina de hervir, hicimos pasta, albóndigas y como todos unos chefs de mentiras, hicimos una salsa rosada revolviendo la de tomate con la de mayonesa.

— Para algunas cosas eres madura y pareces una señora metida en el cuerpo debilucho de una adolescente.

— ¿Debilucho?... ¿Te recuerdo lo que este cuerpo débil hace con el tuyo?

— Bueno en el cuerpo de una adolescente.

— Ardiente, cabe aclararlo.

— Sin comentarios.

— Ya está. — hablo cambiando totalmente, el tema y apagó la estufa, puso en él lavaplatos (ese coso en el que se hecha la pasta para quitarle el agua) y con cuidado la botó.

Tome los platos y los puse en el mesón y ella con cuidado sirvió la pasta y en la cima puso de la salsa rosada, tome las copas y las rellene de vino.

— Tarán — dijo al ver que ya estaba nuestra comida hecha — préstame tu móvil.

— Sácalo — primero no pensé cuando lo dije, segundo casi me derrito cuando sentí su tacto tan cerca de mi pene y tercero y último, se despertó un poquito, nada relevante cof, cof.

— Desbloquéalo, no soy adivina.

— Pero si divina— ambos reímos, tome el celular y lo desbloquee.

Le tomó como diez fotos y eso que no exagero — Tiene buena cámara — dijo y puso la cámara frontal, se acercó a mí — mmm, ¿puedo tomar una foto de los dos?

— No hay problema — estaba insegura de qué hacer, quise ayudarla por eso la tomé de la cintura y la atraje a mí, casi golpeando su espalda con mi pecho, organice mi cabello y pose para la foto, Mia relamió sus labios y sonrió, era una linda foto en la que ninguno de los dos estuvo obligado.

—Me las mandas — me devolvió el móvil y fue y se sentó en una de las sillas, copié su acción y me senté en otra de las sillas, pase los platos de pasta y las copas de vino.

En mi vida me imaginé que estaría en un día normal comiendo pasta y tomando vino con Mia.

— Hum, quedó muy rica — opine y Mia se quedó viéndome, era raro porque era como si me analizará y no entendía por qué.

» ¿Qué miras?

— Esa cara haces cuando te corres, solo te faltó gruñir y decir nena mmm — lo último lo dijo remedando mis palabras y agregándole algunas.

— ¿Cuándo llaman?

— No tardan, solo cinco minutos o algo así.

— Quizás es para hablar de tu cumpleaños.

Mi mejor tormento ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora