Ya había llegado a casa, estaba buscando las llaves para poder entrar, por lo que veo desde afuera de la casa, no había nadie dentro; supongo que Logan no vino o ya se durmió. Abrí la puerta y entre, quité mis zapatos y desabroche el sujetador para quitarlo.
— Te estaba esperando — mi cuerpo se erizó, me quedé totalmente quieta.
— Maldito hijo de... Me asustaste — dije cayendo en la cuenta que era Logan — Pareces de esas madres que se quedan esperando a que sus hijos lleguen de fiestas; puedes prender alguna luz Annabelle.
— Muy graciosa, debemos hablar — prendió la linterna del móvil, se me hizo más fácil llegar a él, estaba sentado en el sofá; me hice en la esquina.
—¿Y bien?
— Primero quiero dejar mi orgullo a un lado y pedirte disculpas por lo de Dylan, sé que pude actuar mejor sin hacerte mal; pero trata de comprender mi situación, en estos momentos eres lo único que tengo y verte hacer lo que hacías con él me hizo arder la sangre.
— Acepto tus disculpas, a lo mejor tenías razón en algunas de las cosas que me dijiste — me acerqué más a él — entiendo que soy lo único que tienes en estos momentos, yo siento lo mismo.
— ¿Por qué tienen que estar ausentes tanto tiempo? ¿Por qué simplemente no puedo estar en mi casa solo?
— Todos los días de mi vida me he hecho esa pregunta, considero que mi infancia no fue la mejor, hay cosas que les agradezco y a veces trato de entender todo; pero siempre volveré a qué no deberían estar tan ausentes. Eso no es sano para ninguno, extraño compartir tiempo con ellos, extraño todo de ellos. Amo a mis padres; pero siempre tendré un vacío en mí por muchas cosas.
» En mi primera menstruación estaba sola, no entendía qué me pasaba, pensé que estaba enferma y que tenía que ir al hospital, me senté a llorar hasta que la niñera me explicó todo. Luego llamé a mamá y lloré nuevamente, le pedí que viniera; pero no lo podía hacer por su trabajo. No tengo ni puta idea de qué va su trabajo — Ya estaba llorando otra vez, últimamente estaba algo sensible.
— No llores — secó mis lágrimas con sus pulgares y me acerco a él para que pudiera abrazarlo — Te ves mejor cuando estás feliz.
— Cuando dicen que somos lo único que tenemos creo que tienen razón, al final del día nos damos cuenta que ellos nunca están.
— Yo nunca tuve quien hablará conmigo de sexualidad, no sabía cómo poner un condón, el porqué mi pene amanecía duro en las mañanas; por cosas así mi primera vez fue un asco, no sabía dónde se metía ni que se hacía después de estar dentro, estaba súper incómodo — Mia soltó una pequeña risa.
— ¿Qué, nunca viste porno?
— Antes de eso no, nunca se me ocurrió.
—¿Y ahora?
— ¿Qué?
— ¿Ves porno?
— ¿Tú lo haces?
— Probablemente.
— Esa respuesta no me ayuda.
— El día que te vi en la habitación, ¿Estabas viendo porno?
— Yo no me la jalo viendo porno.
— ¿Entonces? — si la curiosidad matará yo ya habría muerto hace tiempo.
— No me acuerdo que estaba viendo, quizás puedas hacer que lo recuerde.
— Qué propuesta es esa Morgan — dije y me senté en sus piernas; de manera que mi espalda quedara recostada contra su pecho.
— Tú sabes de qué hablo, no te hagas.
— Será esto — bese su mejilla — o quizás sea esto — dije y besé la esquina de sus labios — Ya comprendo, es esto lo que quieres — le di un corto beso en los labios.
— Eureka, pero uno no es suficiente — Volví a besarle los labios.
— Extrañaba tu boca — Esta vez él me besó.
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Cómo siempre les deseo muchas cosas lindas, demasiados besos, abrazos y golpes en el calabazo.
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Mi mejor tormento ©
Ficção AdolescenteMia Adams es una chica de 17 años que cruza su último año en el instituto, su vida pasa a estar fuera de la rutina cuando por negocios sus padres se van de viaje y la dejan con el poco interesante de Logan Morgan. Logan Morgan es el hijo de los mej...