Capítulo 73

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— Hola — saludo esa voz inconfundible, era él, sin duda alguna

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— Hola — saludo esa voz inconfundible, era él, sin duda alguna. Voltee y pude rectificar si realmente estaba presente allí, no niego que una sonrisa se reflejó en mi cara cuando lo vi, desde esa semana después de mi cumpleaños no lo veía en persona, me acerque más y le di un gran abrazo.

— Así que esta fue la forma de que vinieras a verme — fue lo único que dije.

— Llegué ayer y se cruzó con esto, te avise, pero no respondes así que tomé el atrevimiento de hablar con tu padre, él me contó casi todo. Mi sentido pésame.

— ¿La pequeña Bel?

— En casa, no creo que esté ambiente sea algo conveniente para una niña tan pequeña.

— Tienes razón.

— Puedo preguntar algo.

— Dime.

— Siento que la pregunta no va mucho al caso, sin embargo, ¿Tú te sientes bien?

— Es algo complejo sabes, me va a quedar ese vacío, por mucho tiempo.

— ¿Puedo ayudarte con algo?

— Quizás después seas el que escuche todo lo que ha pasado, por ahora ven, te presentaré — tome su mano y nos guíe al lugar donde estaban Noah y Logan.

— Logan ¿Te acuerdas de France?

— Sí.

— Los presentó, Logan él es France, France él es Logan — fue raro, ellos se dieron la mano y se dijeron «hola», luego Logan presentó a Noah y para qué, pero sí hablaron los tres de no sé qué cosas.

Algunos de nuestros compañeros de clase acompañaron en el sitio y la misa, otros solamente en la velación. Nuestros amigos en común también estuvieron, lloré junto a Martha cuando hicieron la cremación del cuerpo, le dieron sus cenizas en una hermosa cajita, con estilo como ella.

Logan vendría solo de visita a petición mía. Martha se quedaría únicamente por unos días más en casa, había decidido irse de la ciudad para tratar de olvidar lo que había pasado, se iría a vivir a un pueblo donde una amiga muy cercana, dejaría todo lo de aquí para empezar una nueva vida allá.

Una semana después ...

— No deberías beber tan rápido, estarás ebria en un abrir y cerrar de ojos — hablo él con un tonito de advertencia.

— No me disgusta la idea de estarlo — seguía dolida, esta semana apenas si pude leer medio párrafo de la carta que ella había dejado, no sabría si algún día podría llegar a leerla completamente.

— ¡Mia! — regaño cuando iba por la sexta cerveza.

— No te preocupes, nada malo me va a suceder... Déjame disfrutar un poco.

— No sé si esto sea disfrutar, no quiero luego tener que lidiar con algún problema mayor por lo que ahora estás haciendo.

— ¿Quién sabrá?, Yo no le diré nada a mis padres, además ya soy mayor de edad y al menos no estoy consumiendo alguna clase de droga.

— Quizás no sea una droga; pero puedes llegar a tener casi los mismos alcances que consumiendo una.

— Tengo una pregunta que hacerte — creo que ya estaba sintiendo algunos efectos del alcohol — ¿Tú sabías que Ela y Noah tenían algo? — Se quedó en silencio. — ¡Respóndeme!

— Yo... no era algo mío, no podía contártelo. Noah intentó presionarla un poco para que te lo dijera, no obstante ella no quiso ceder.

— Sí, tuvo que decírmelo en su carta de suicidio, que mejor manera que esa — le respondí con el más vivo sarcasmo.

— Yo siento mucho que eso haya pasado.

— Debo irme — avisé levantándome del sofá y terminando de beber el líquido no muy amargo de la botella.

— ¿A dónde vas? — preguntó con preocupación.

— A un lugar donde pueda pensar sobre todo esto.

— No puedes irte así, no estás bien — me freno de la mano.

— En lo que llevo de la semana no lo he estado, hablamos luego — soltó su agarre en mi muñeca.

— No quiero que te eches a morir por lo que pasó, fue o es algo duro y difícil para ti, pero sé que pasará, tú serás capaz algún día de afrontar todo esto. Me estás apartando y luego tendrás una excusa para terminarlo todo, no estoy dispuesto a dejarte ir — sincero.

— No tengo mente en estos momentos, hablamos luego — salí de su casa y camine por unas cuantas calles, mi subconsciente mandó una idea que en el momento me sonó de maravilla.

El tono sonó unas cuantas veces y por fin hubo respuesta, una respuesta algo rápida, parecía como si hubiera estado esperando esta llamada por mucho tiempo.

— ¿Puedes recogerme?

— ¿Dónde estás? — dicté la dirección del lugar donde me encontraba, no tardó más de veinte minutos en llegar.

N/A: ¿Quién se les ocurre qué es?

Mi mejor tormento ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora