— ¿Tienen espacio para otro? — la voz es masculina, viene de la puerta que da entrada al patio trasero, era Logan, pensaba que no volvía hasta la noche.
— Sí, ven — lo animan dos de mis amigos, busque la mirada de Ela, estaba igual de... no era confusión, era algo como asombro. Logan se acercó más y se tiró a la piscina salpicando agua a su paso.
— Por apenas haber entrado debes ser un tiburón, te toca con Mark.
— No hay problema. — El conteo empezó y yo nadé hacia una esquina de la piscina. Cuando terminó el conteo empezaron a aparecer los gritos eufóricos para nadie ser mordió ni pellizcado, hasta el momento nadie venía por mí, así que estaba tranquila en una esquinita, ya habían perdido dos de los chicos Carla y Jean. Ahora sí empezaba lo bueno, Logan me estaba persiguiendo y tiempo después sentí que me mordió, nadie nunca lo había hecho así, no fue cualquier mordisco, me mordió la nalga derecha tan fuerte, llegue a pensar que se tomó muy en serio lo de ser tiburón.
— Ay, dolió — me queje cuando ya estaba quieta.
— Perdiste, y no lloriquees, no fue para tanto —respondió él, indiferente a la situación mientras yo me sobaba la nalga intentando calmar el reciente dolor.
— Bueno, cuando me toque te morderé el pene y te diré lo mismo.
— Esas cosas se hacen en privado Mia, y creo que es mejor que en vez de morderlo lo chupes.
— ¿No estabas fuera de casa?
— Como dijiste, lo estaba, en tiempo pasado— se fue y se dirigió al centro de la piscina — Creo que ya están todos, ahora les toca a ustedes dos — señaló a Carla y Jean.
— Me caes bien — le dijo Mark a Logan — me llamo Mark, y ¿Tú? — Logan le respondió y le dio la mano.
Cuando fue mi turno le devolví el mordisco a Logan, más fuerte y cerca al hueso pélvico, eso le dejaría una marca. Nos cansamos de jugar eso del tiburón, también ya estaba haciendo frío, así que cada uno salió de la piscina y se puso ropa seca. Estábamos en la sala de estar escuchando música, comiendo y bebiendo vodka, era un buen ambiente.
Ya estaba un poco ebria, me di cuenta de eso cuando comencé a bailar sin pudor frente a todos, después tome a Dylan de la mano y lo lleve a mi habitación, ¿Qué haría?, no tenía la menor idea. Cuando llegamos cerré la puerta, senté a Dylan en mi cama y me senté a horcajadas sobre él, colocando todo en el lugar correcto, lo besé y respondió con un beso con la misma o más intensidad, empecé a mover las caderas creando fricción, empecé a darle besos en el cuello, sentía que había un intento de erección debajo de mí.
— ¿Qué haces Mia? — hablo él con la voz algo rara, con sus manos trato de hacer que parara mis movimientos de cadera.
— Nada — continué y le di un beso en la boca, este no fue respondido, así que pare, me confundí — ¿Qué sucede? ¿Está mal? — pregunté curiosa; pero temía por la respuesta.
— Mia, la paso bien contigo, pero... mira, no sé cómo decirlo sin que suene mal o incluso te lastime — me baje de su regazo, y me hice a un lado, él continuo. — Eres muy guapa Mia, en algún momento me gustaste, pero estás ebria y no quiero que esto pase.
— ¿Esto qué? — Se estaba empezando a formar un nudo en mi garganta, poco a poco se fue agrandando más, no quería escuchar lo que diría. Sentí ganas de llorar.
— Mia no quiero dañar la amistad que tenemos por solo querer experimentar, algún día encontrarás alguien que te valore y quiera tanto o más que yo, eres una persona con una excelente personalidad, y que no lo quiera, ahora no es una señal o significado de que hay algo indigno en ti.
— Soy una estúpida, lo si-siento, lo entendí to-to-do mal, no sé por-por-que siempre soy tan impul-pul-siva, y co-co-nvencida — fue lo único que pude decir, ese nudo en mi garganta no me permitió decirle nada más.
— Quizás yo no fui muy claro desde el principio, te hice creer cosas que no eran, lo siento si eso pasó, y... — lo hice callar con lo que le dije, quería estar sola en serio, pensaba que con él se podía dar una especie de relación ideal, algo bonito y agradable. Las lágrimas amenazaron con salir, estaba tratando de no llorar frente a él, no quería mostrarle que en verdad me había dejado desconcertada y dolida.
— Me puedes dejar sola, por favor.
— Lo siento si yo...
— Vete — grite antes de empezar a derramar la primera lágrima, se fue de la habitación, cuando sentí que la puerta se cerró, me tire en la cama a desenvolverme en llanto. ¿Cómo pude ser tan estúpida?, en serio creía que estaba pasando algo con él, cuándo simplemente me trataba como una amiga más, eso era frustrante. A pesar de todas las cosas que dijo, pensé que la que tenía el defecto era yo, no era perfecta; en serio creí que por lo menos para él valía un poco más, que ante sus ojos podía ser lo mejor del mundo, como lo era para mí.
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Mi mejor tormento ©
Ficção AdolescenteMia Adams es una chica de 17 años que cruza su último año en el instituto, su vida pasa a estar fuera de la rutina cuando por negocios sus padres se van de viaje y la dejan con el poco interesante de Logan Morgan. Logan Morgan es el hijo de los mej...