Capítulo 68/2

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Subí a mi habitación como ordenó, tomé algunos pañitos húmedos para limpiar lo pegajosos que están mis senos por el chocolate, que el pañito estuviera húmedo y frío ayudó a refrescarme un poco

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Subí a mi habitación como ordenó, tomé algunos pañitos húmedos para limpiar lo pegajosos que están mis senos por el chocolate, que el pañito estuviera húmedo y frío ayudó a refrescarme un poco. Cambié mi blusa por una sudadera gris de Logan para poder bajar nuevamente a la cocina.

— Pensé que ibas a seguir trabajando.

— Escuché el sonido de algo romperse y creí que algo había sucedido. Ahora te doy una crema para que no te duela o piqué.

— Gracias, terminaré de servir.

— Ya está, Logan fue a cambiarse la camisa así que no creo que tarde en bajar para que nos sentemos a comer. Gracias por hacer la cena.

— No fue nada mamá, mañana saldré con Ela.

— ¿Y eso?

— Pues que hace tiempo no nos vemos o hablamos, no compartimos tiempo la una con la otra.

— No tengo problema con que salgas, la próxima me dices con más tiempo.

— Claro.

— ¿Ya has mirado a qué universidad aplicarás?

— Tengo tiempo.

— No mucho la verdad, debes seguir enfocado en eso, debes salir adelante.

— Y lo haré, es uno de los propósitos más grandes que tengo, sé que debo hacer, solo no me decido.

— Haz un cuestionario vocacional.

— He hecho miles, pero tengo inseguridades y necesito ayuda de un tercero.

— ¿En qué piensas?

— Consejos de alguien que haya pasado por algo similar, ahora mismo no tengo idea.

— Hablaré con tu padre.

— ¿No se ha enfriado?

— Claro que no, te esperábamos.

— Ya veo, buen provecho — dijo después de sentarse en una silla y acercarse a su plato — Ya ves que no me ha quedado tan mal el chocolate.

— No, está todo muy rico, gracias.

— Fue un placer.

— ¿Qué tal el día? — desde que llegamos no habíamos cruzado muchas palabras con mi madre.

— Genial.

— Divertido, tu hija sopla el helado antes de comerlo.

— Igual que Adam, eso es mal de familia.

— ¿Y cómo ha ido tu día?

— Adelantando algo de trabajo, ayudando con lo que más pueda hacer desde la distancia.

— No tenías que venir si ibas a seguir igual de trabajo o con el doble.

— Lo hago para que tu padre esté pronto con nosotras.

— No me acordaba.

— Pues ya lo sabes, nuevamente gracias por hacer la cena, iré a descansar.

— Con gusto, adiós — Me despedí.

— Descansa — respondió Logan.

— He probado mejores huevos revueltos — molestó él.

— Quisieras, sabes que está exquisito.

— ¿Qué tal el chocolate?

— Es mejor cuando lo pruebas de mis labios.

— Lo tomaré como un "Morgan estaba demasiado bueno".

— Ahora resulta que te gusta que te diga Morgan.

— Ya es algo nuestro Adams.

— Nuestro es que te tocan los platos casanovas.

— Lo sé, no me molesta.

— Van a ser un par de meses algo jodidos.

— A ti como que te gusta irritar a tu madre.

— No diré nada, ¿Estás seguro de que mañana tampoco hay clases?

— Ya te he dicho que sí, fue uno de los profesores quien avisó.

— Es que saldré con Ela y no quiero sorpresas como si hubiera clases.

— ¿Y a qué saldrán?

— Yo no te pregunto que haces con Noah.

— ¿Cómo que no?

— Plan de chicas es todo.

— ¿Quedó solo?

— Con mi madre.

— Excelente plan, voy a intentar sacarla del trabajo para que me cuente historias de la pequeña Adams.

— Yo te las puedo contar ¿Qué quieres saber?

— No sé.

— Era algo traviesa, dulce, ingenua, amable, respetuosa, me daba miedo la oscuridad, también tenía miedo de mi vecino.

— ¿Por qué?

— Tenía miedo de que se enterara de que era muy guapo.

— Eso es ridículo.

— Lo sé, pero la pequeña Adams no pensaba eso. Oye quería decirte que si no te gusta que te llame imbécil, puedes decírmelo, es algo agresivo y no lo sé, es que llevo tiempo diciéndolo y a lo mejor te sientes mal, qué sé yo.

— Por ahora no hay problema, me he acostumbrado.

— Soy emocional a ratos.

— Y eso me gusta, me estreso un poco teniendo a alguien que todo el tiempo esté pegada a mí.

— Llegué a opinar que tenía un bloque de hielo con corazón. He empezado a creer que haces que esté se deshaga.

— Habrá problema con que te quedes a dormir conmigo o viceversa.

— Es cuestión de no dejarnos ver — sonreímos cómplices.

Mi mejor tormento ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora