CAPÍTULO XXX-I

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Taehyung queja.

Ni siquiera sabe cuánto tiempo ha transcurrido desde que no ve a Jungkook. Se siente agotado, hace unos días su lobo estuvo terriblemente angustiado hasta el borde de querer salir e ir a buscarlo, no recuerda cuando ha sido la última vez que se sumergió en desesperación. Y ahora, no tiene idea de cuánto tiempo debe soportar la separación.

—Hoseok, ¿Crees que la marca ya desapareció?— pregunta al beta detrás del escritorio del Rey Namjoon.

—Tal vez, de seguro se nota apenas. La separación le ha ayudado ha sanar más rápido, una marca temporal dura un mes aproximadamente.

—¿Crees que ya pueda verlo? Verás... Yo...

—¿Ya te decidiste?— le interrumpe levantando la vista de unos papeles.

—¿Mh?

—Alfa estúpido— murmura entre dientes—. ¿Ya te decidiste en donde le pedirás a Jungkook ser tu Omega?

Taehyung enmudece con las mejillas coloreadas de rosa. Lleva demasiados días haciéndose la misma pregunta. Esta decidido a declararse. ¿El problema? Debe hacerlo en un lugar especial.

¿Donde? El invernadero queda descartado. ¿El bosque donde va con sus padres? No le agrada. ¿Donde puede ser? Gran problema.

—¿Donde me sugieres? Hyung. Se me acaban las opciones— pregunta con un ápice de preocupación, más Hoseok solo levanta sus hombros.

—No preguntes, no soy tú.

Taehyung regresa la vista a una carpeta en el escritorio. Hecha un vistazo a los papeles de esta, mordisqueando sus labios en concentración. Pasa otra hoja y de repente alza las cejas tras leer una información un tanto extraña.

—¿Desde cuando la monarquía de Busan está bajo el mando de mis padres?

Hoseok fija su mirada en él, desconcertado.

—¿Estas diciendo que Busan no tiene monarquía?

—Aquí dice claramente— le entrega la carpeta al beta—. ¿Por qué está bajo su mando?

—¿No es obvio? Como tus padres son los Reyes del país, cualquier reino sin reyes pasará bajo su mando— atina sin apartar la vista del papel. Frunce el entrecejo tras no creer lo que lee, y su gesto aumenta al llevarse una sorpesa.

Los datos estaban incompletos.

—¿Que pasa?

—Esto es raro— masculla—. Aquí no aparece el apellido de la familia real. Solo dice sobre la reconstrucción del palacio, pero... no dice el porqué de ello.— explica dejando el papel sobre la mesa, Taehyung inclina el dorso intentando leerla—. ¿Les habrá pasado algo a esa familia?

—Debe ser. Para que dejen un reino a la deriva y mis padres se hagan cargo de él, deben haber muerto.

—La familia real de Busan ¿Muerta? Es... extraño. Un reino no puede permanecer sin reyes por años.

—Es un misterio— confirma el alfa—. ¿Cuanto tiempo mis padres estuvieron reinando Busan? ¿Y por qué en estos papeles no se reconoce el apellido de la familia real? ¿Estan ocultando algo?

—No sé...— Hoseok responde inseguro—. Conversa con ellos, no pueden ocultarte nada. No eres un niño.

Y Taehyung asiente acatando la sugerencia volviendo a revisar los más de cincuenta documentos sobre los ingresos del magisterio.

Hoseok deja de lado la carpeta anterior, alza los brazos y los cruza sobre la mesa fijando la vista en el alfa. Ladea la cabeza con una sonrisa y carraspea llamando su atención. Taehyung alza la mirada de los papeles en su manos, ladeando la cabeza sin entender el actuar ajeno.

DEBITUS UT OMEGA | KTH&JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora