EPÍLOGO

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—¡Jeongsan! ¡Jeongsan no corras! ¡Te vas a caer!

Y no pudo hacer nada. El pequeño príncipe de tres años yace en el piso, con la carita estampada contra las losetas de mármol recién inauguradas, lo que le hace sollozar y quedarse inmóvil en su lugar.

Resignado, Seokjin suspira al aire, agotado de las infinitas advertencia y del haber corrido como dos pasillos, no creyendo lo cuan problemático iba a ser las resbalosas losas.

—Te dije que no corrieras— le reitera cruzado de brazos.

—¡Abuelo malo!— el pequeño lloriquea, causando que el mayor abriera la boca indignado, y no por el abjetivo, sino por el nombre.

—San, ¿Qué te dije de llamarme abuelo?— le reprende con el cejo fruncido, en cuclillas en medio del pasillo sin apartar los ojos al otro aún en boca abajo— Soy papá Jin. Repite: papá Jin

—Eles viejo.

Solo es un niño, solo es un niño, se repite mentalmente con los ojos apretados, y es que no negará que Kim Jeongsan a su corta edad es un niño un poco charlatán y suelta las cosas sin pensar. Aunque es muy afortunado de gozar una gran inteligencia, astucia, y educación.

—Viejo es tu abuelo Nam, ¿parezco viejo?— Jeongsan menea la cabeza—. Bien, así debe ser. Ahora levántate, te estás ensuciando todo el traje.

Pero a lo contrario Jeongsan se negó, permaneciendo reacio en el suelo en la misma posición, con el cejo fruncido mientras ve al mayor ponerse de pie.

—¿Qué esperas?

—Cálgame.

Seokjin frunce el cejo.

—No lo haré, tienes tus pies para andar.

—Abu-

—San

El niño suelta una risita al ver al hombre llevar ambas manos a su cintura y arrugar más el cejo.

Ante ello se levanta y sacude su elegante traje, y después de unos segundos sonríe dejando a la vista sus bonitos dientecitos de leche, con dos incisivos muy parecidos a los de Jungkook, pero con la misma sonrisa cuadrada como la de Taehyung.

—Listo. Pudín limpio.

Sin previo aviso, Seokjin carga al menor y le llena de besos la risueña carita, mordisqueándole las esponjosas y suaves mejillas con risas y chillidos de por medio. Y si, Kim Jeongsan conoce su icónico apodo, llamándose muchas veces por él al dificultarle el habla.

Es un niño de tres años, aún sigue aprendiendo.

—Nooo, nooo

—Te voy a comer.

—Noooo.

De repente la bonita risita de Jeongsan sesó cuando su mirada recayó al fondo del pasillo con dirección al vestíbulo. Seokjin ladea la cabeza muy extrañado al ver al pequeño levantar su manita con su tintileante pulsera y señalar dicho lugar.

—¡Tíos!— exclama inquieto, removiéndose en los brazos del omega quién llevó una mano a su corona apunto de resbalar—. ¡Tíos aquí!

—¿Quiénes? Tienes tantos tios que no sé a quiénes te refieres.

—¡Tíos!

No iba a tener una respuesta específica, por lo que Seokjin lo baja y le toma la mano para ambos dirigirse al vestíbulo, siendo Jeongsan quien lo jalonea a más no poder ante el apuro.

Debe entender. Seokjin carece de energía a comparación de un niño de esa edad, además que minutos antes ambos se vieron sumergidos en la mesa de bocaditos con mucha azúcar de por medio, reflejándose en Jeongsan el consumo del mismo.

DEBITUS UT OMEGA | KTH&JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora