CAPÍTULO L-VIII

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Salir de la casa Kim no fue tal fácil como Jeon Jungkook lo creyó.

Cerciorarse que ningún miembro de los Kim y la servidumbre no estén en merodeos fue realmente lo que le hizo tragar repetidas veces el nudo de su garganta.

Y ahora, está de camino a la dichosa residencia que innumerables veces ha visitado y conoce a la perfección hasta el último rincón. No obstante, las ganas de regresar y dejar todo el asunto con Choi MinJae es la mejor opción que podría tomar para dar de entender que le vale mierda todo.

Pero joder, son los Choi. No son cualquier familia, son unos tiras de locos que si su orden es ignorada son capaces de hacer tremendas bestialidades. Y Jungkook no permitiría que hicieran algo en contra de los Kim o de sus amigos

Todo recae en él.

—No te ves bien.

El omega quita la mirada de la ventanilla de la limusina y recae en Hoseok frente suyo, quién estaba vestido con una gruesa casaca con el pin de un escudo en su pecho y al lado de él Hyunjin vestido igual.

—Son los nervios, no hay de qué preocuparse.

Ambos betas se miran entre sí y regresan su mirada al omega, pendientes de cualquier orden o accionar de este, pues Jungkook no se veía nada bien.

Quizás antes de ir a las afueras de Seúl debieron parar en una farmacia y comprar algún medicamento para su malestar, más no ve que sea mayor a una reacción por el estrés. Jungkook no le ve problema, solo es cuestión que todos los asuntos que lo atormentan se terminen y al fin se libre de todo quejumbro.

O quizás...

El olor a tierra mojada es el indicio para saber que están cerca. Está seguro, porque aquel es el principal manifestante de sus recuerdos al ir aquella residencia donde muchas veces pasó sus cumpleaños, le dictaron educación para ser una "Luna" y llevaron cuando cualquier asunto extraño ocurría.

El vehículo se estaciona justo al frente de unas rejas doradas. Jungkook no permite que la limusina siga hasta el interior, por lo que opta bajar al frente de estas junto con Hoseok y Hyunjin atrás suyo.

—¿Jeon Jungkook?

El mencionado fuerza una sonrisa al ver al portero.

Ha pasado tiempo, es lo único que puede pensar. Jungkook no puede olvidar a las personas que lo saludaban cuando llegaba al lugar, y más cuando aquellas mismas le sacaban una sonrisa cuando los horribles tratos de Youngjae lo sumergían a una tremenda desdicha, siendo una que otra servidumbre los que lo animaban y consolaban a escondidas de los Choi.

—Hola Sehun, espero que te encuentres bien— dice con una pequeña inclinación de cabeza y pasa de frente sin darle opción a responder.

—¿Qué tanto conoces este lugar?— Hoseok le pregunta acercándose poquito hacia él al modo que caminan, Jungkook observa su alrededor y gira apenas su cabeza hacia el hombre.

—Lo suficiente.

Y el beta se abstiene a decir palabra ante la corta respuesta del omega. Con aquella es suficiente para entender que Jeon Jungkook era recurrente en el lugar, pues no solo el portero fue el único en saludar, sino que muchos otros servientes y guardias despiertos a esas altas horas lo saludan apenas tras la sorpresa de volver a verlo.

Al parecer la noticia de su verdadera identidad es la clave para tal reacción, o quizás sea por su ausencia.

Al momento de poner un pie en la entrada, Jungkook toca dos veces y enseguida los portones son abiertos desde el interior, revelando a dos mayordomos omegas quienes reverencian ante él.

DEBITUS UT OMEGA | KTH&JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora