CAPITULO LXXX-III

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Taehyung suspira.

No ve la hora en marcharse a Busan y al fin poder estar con su amado omega y poder abrazarlo, besarlo, acurrucarse con él en sus aposentos y admirar con amor aquellos preciosos ojos, brillantes como las mismísimas estrellas del firmamento.

Son alrededor de las ocho de la noche. El cielo está completamente oscuro con solo la más bella de las diosas iluminar en lo alto.

La noche es preciosa, a tal punto que le es inevitable no relacionarlo con Jungkook, porque Dios, los ojitos del omega son oscuros como el mismo cielo pero a la vez brillantes como el resplandor de la luna; y aquellas pupilas en el centro, destilan como las mil millones de estrellas del firmamento.

Joder, no puede creer que Jungkook sea de este mundo, o más bien, del universo.

Apoyado en el balcón de sus aposentos, Taehyung mira el jardín, donde miles de guardias se encuentran riendo, conversando, modelando sus nuevos uniformes, y uno que otro guardia alfa fingiendo estar en un campo de batalla simulando una lucha con sus espadas. En tanto algunos guardias omegas manipulan sus arcos y flechas en una burbuja de risas.

Y si, gracias a la influencia de Jungkook ahora tienen guardias omegas y no únicamente alfas. Y vaya descubrimiento que hizo, los guardias omegas son muchos más hábiles en arquería, su perspicacia dentro del campo de batalla son de otro nivel.

El alfa se aparta ligeramente del balcón cuando escucha unas patitas correr a su dirección. Yeontan le ladra eufórico dando pequeños saltitos a causa de la conmoción, cosa que hace a Taehyung sonreír divertido al causarle gracia.

Y oh, el can no viene acompañado, tras él aparece otro sonido de patitas. De repente Min Holly entra corriendo y se abalanza sobre Yeontan, ambos perritos ladrándose mutuamente para después los dos ladrarle de la misma manera a Taehyung.

Pero... ¿Qué hace Holly allí? ¿No se supone que Yoongi y Jimin lo llevaron consigo a Daegu?

—Perdón por el alboroto, Taehyungie. Ellos juntos son un caso.

El mencionado mira hacia la entrada de los aposentos, encontrando a Jimin vestido con un uniforme de la Guardia Real y con un arco y flechas tras su espalda, dejando al alfa con la boca abierta cuando el omega se le ve bastante sofisticado con ella.

—Te ves bien, Park— lo halaga con una sonrisa en sus labios.

El pelirrubio entra sonriente, con su coqueta forma de caminar, hasta terminar frente al otro.

—El Rey Seokjin mandó hacer uniformes extras, y yo me puse este solo por aburrimiento. Traté de ponerle uno a Yoongi pero se negó.

Taehyung suelta una risita, inclinándose hacia los canes para acariciarles sus peludas cabecitas, percatándose de algo en particular. Ambos perritos llevaban puestos unos pequeños chalecos blancos, siendo Yeontan quién tenía el escudo de la casa Kim estampado en el lomo. En cambios Holly era completamente blanco.

—¿Mi papá Jin los mandó hacer?— pregunta, Jimin asiente.

—Chalecos antibalas para perros. Ingenioso ¿No? Además tienen esos compartimientos para llevar cosas extras.

Taehyung no lo mira, pero con un leve asentamiento de cabeza es suficiente, pasando a ponerse de pie y regresar su atención al mayor.

—¿No ibas a viajar con Suga Hyung a Daegu para el solsticio de tu cuñado?— le cuestiona, viendo al otro chasquear la lengua y cruzar los brazos con el cejo fruncido.

—El tonto se confundió de fecha. Era para el otro viernes. Por las puras hice mis maletas y dejé un desastre el departamento. Estoy enojado con él.

DEBITUS UT OMEGA | KTH&JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora