CAPÍTULO LXXX-II

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—Y por eso es culpa de Taehyung. Él me retó.

—Jimin, tú y Taehyung son unos adultos. Debieron comportarse.

—Pero- ¡Jin Hyung!

—¿Por qué ustedes dos son tan idiotas? Si Taehyung te retó, no hubieras accedido.

—No digas nada, Jeon.

—Yoongi Hyung y yo estuvimos allí, tonto.

Un día anterior, Taehyung y Jimin se retaron entre sí a una partida de vídeojuegos en el vestíbulo, ya que es el único lugar en toda la Casa Real que tiene un plasma. Y aunque Jungkook sugirió usar la sala de minicine, ambos mayores negaron rotundamente a pesar de la insistencia del otro.

Y quizás debieron obedecerlo, puesto que igualmente la play se podía instalar. Pero ante la disputa y la terquedad de por medio, tuvieron que pagar las consecuencias minutos más tarde. Pues el vestibulo quedó un completo desastre con palomitas de maíz, botellas de vino, copas rotas, bolsas de snacks, regados por todo el suelo. Además de un Yeontan bañado en vino y la pantalla del plasma rota.

Si, estos dos individuos llamados Park Jimin y Kim Taehyung son una dupla destructiva.

—"Te reto a que me lanzes el mando a la cara. Si ganas te doy tres vinos del canva" ¿Cómo pudiste aceptar eso, Jiminie? Además que es mi canva con Nam, no de Taetae— queja Seokjin mientras le da de comer un poco de papilla a Hamin, quien se encuentra sentado sobre su regazo jugueteando con la pedrería de su blazer.

—Estuvimos borrachos. Además ya me disculpé— el pelirrubio cruza los brazos sobre su pecho, no sin antes llevarse a la boca una galleta de chispas de chocolate que preparó Eunha.

—Si ibas a lanzarle el mando por lo menos lo hubieras hecho bien y no directo al televisor— comenta Jungkook bebiendo un poco de té.

—¡El tonto se movió! Me lo pagarás, Kim.

Jungkook y Seokjin se miran entre sí unos segundos, para después rodar los ojos con un leve meneo de cabeza y regresar a sus respectivas acciones.

El ambiente era sumamente tranquilo.

Seokjin sugirió tomar un poco de té en la terraza principal, lo que hizo a Jeon Jungkook y a Park Jimin abrir la boca y los ojos el ver el lugar decorado con guirnaldas de camelias; tulipanes, claveles y rosas en masetas; y gardenias en el balcón. Todo en un viernes finales de abril, cuya primavera yace en lo más alto de su esplendor.

Jungkook estaba muy feliz, demasiado se podría decir, hasta el punto de notarse a kilómetros por su radiante sonrisa y su olor.

¿La razón? En primer lugar terminó su primer ciclo universitario y con honores. Y en segundo lugar y el principal la fecha fija para el nacimiento de su cachorro y futuro príncipe de la nación.

—¿Y que piensas hacer cuando nazca Pudín? ¿Te irás a Busan?— pregunta Jimin, ladeando el cuerpo hacia Jungkook, quién lo mira con su mejilla abultada de galletas.

—Será difícil ir a Busan con Pudín recién nacido, necesitaré ayuda.

—Además de las consecuencias— murmura Seokjin. Cosa que hace a los menores mirarlo con desconcierto— ¿Has escuchado de la depresión post parto?

—Algo...

Seokjin le sonríe con cariño mientras le da otra cucharadita de papilla a Hamin.

—No a todos les da, pero existe una probabilidad que tengas.

—¿Usted lo tuvo?— inquiere Jimin. El mayor asiente—. ¿Y como lo sobrellevó? ¿Es tan malo?

—No lo negaré, fue difícil. Pero con un buen apoyo emocional pude contrarrestarlo rápido.

DEBITUS UT OMEGA | KTH&JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora