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*Narra Evan*

¡Señor! -entró agitado. Levanté la vista de los papeles y lo miré.- ha vuelto a hacerlo.

Fruncí el ceño.

─ ¿Albern ha vuelto a fastidiarla con mis kilos?

─ sí, ha llamado, ha dicho que la DEA ha pillado el cargamento.

Dejé caer mi espalda hacia atrás, el cuero del sillón rechinó.

─ Alan, ¿soy un estúpido?

─ por supuesto que no señor.

─ ¿entonces por qué Albern quiere verme la cara de estúpido?

─ sinceramente, creo que lo hace porque quiere morir. Todo el mundo sabe que nadie puede mentirle y mucho menos robarle, señor.

─ ¿cuántas veces es que me ha robado?

─ tres, en total, ciento cincuenta kilos.

─ esos son muchos millones -moví mi cuello de un lado a otro.- le he dado varias oportunidades para que deje de robarme, decidí dejar las cosas cómo estaban, porque, ¿a quién no le gustan los millones? pero esto ya es pasarse. Me hice el loco con los anteriores robos porque es mi socio, pero después de esto, ya no es nada para mí. Dentro de una semana, iremos a su casa. De momento, quiero que crea que todo está bien.

─ señor, ¿está seguro de que quiere ir? usted tiene muchos enemigos cómo para ir a la ciudad, yo puedo encargarme de esto.

─ sé que puedes encargarte Alan, pero yo soy el que quiero acabar con esto, esto es algo personal para mí. Por esa razón, iremos de noche a su casa. Quiero que prepares a los chicos, hace tiempo que no voy a casa de Albern, y con todo el dinero que me ha robado, supongo que ha aumentado la seguridad.

─ cómo usted diga señor.

─ quiero un martini seco, por favor -se acercó al minibar.-

Mientras lo servía, llamé a Albern.

señor Haukins, ¿cómo le va? -dijo cuando contestó.-

─ me gustaría decir que bien Albern, pero ya mi mano derecha me comentó que la DEA pilló el cargamento, otra vez.

así es señor Haukins, lamentablemente volvimos a perder otro cargamento. Ya le he dicho que deberíamos cambiar de ruta.

─ sí, tendré que plantearme buscar otra ruta. Porque no puedo permitirme perder tantos millones, ya van ciento cincuenta kilos perdidos, eso es mucha cocaína Albern, ¿no te parece?

Cogí el martini que Alan dejó delante de mí.

sí señor, justo por eso deberíamos cambiar la ruta.

de acuerdo Albern. Veré si puedo encontrar una ruta fiable. Debo dejarte, me han traído a un imbécil que me ha robado y mentido, le he dado varias oportunidades para que dejase de hacerlo, pero no lo aprovechó, así que ahora tiene que pagar.

de-de acuerdo.

─ ¿todo bien Albern? ¿tienes algo que decirme?

no señor, todo bien.

entonces perfecto Albern. Saludos a tu mujer.

No puedo enamorarme de ti ||TERMINADA||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora