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*Narra Evan*

Después de ducharme y arreglarme, bajé y fuí al patio. Mamá estaba caminando por el césped mientras hablaba por teléfono y Bia estaba sentada.
Se cruzó de brazos cuándo nos miramos. Miré sus pechos unos segundos y luego la miré a los ojos.
Me acerqué y me senté en frente suyo.

─ perdóname.

─ ¿qué te perdone por qué?

─ por levantarte la mano y pegarte todas las veces que lo he hecho.

─ ¿qué más? -la miré unos segundos.-

─ por hacerte la vida insufrible. Te he hecho mucho daño.

─ que bueno que lo sabes.

─ quiero que estemos bien, Bia. No quiero que estés así de enojada conmigo.

─ eres tú el que provoca que yo esté así contigo.

─ lo sé, y te prometo que ya trataré de que llevemos la fiesta en paz. No volveré a encerrarte y tampoco a pegarte.

─ ¿y sobre mi ropa?

Suspiré.

─ es que ahí no vamos a estar nunca de acuerdo si te vas a vestir así.

─ claro que me vestiré siempre así.

─ bueno, bueno, ya iremos viendo -hablé más bajo, pero estoy seguro de que me escuchó porque volvió a fruncir el ceño mientras me miraba.- ¿qué hago para que me perdones? -hablé antes de que volviésemos a discutir por su ropa.-

─ no quiero que traigas a más mujeres a la casa ni que te acuestes con ellas, porque cómo traigas a otra, te juro que ni siquiera dormiremos juntos. No puede ser posible que después de meter tu rabo en el cuerpo de otra, vengas a acostarte a mi lado cómo si nada.

Rasqué mi nuca con vergüenza.

─ está bien, te prometo que no traeré a ninguna otra y que tampoco tendré relaciones con ellas.

─ bien.

Apartó la mirada de mí. Aún seguía cruzada de brazos y enojada.
Me puse de pié y me acerqué a ella, cuando me agaché delante suyo, me miró.
Cogí sus brazos y los separé.

─ cuándo estás de brazos cruzados, tus pechos llaman aún más la atención, así no puedo concentrarme -no dijo nada. Puse una mano encima de su muslo.- no quiero verte así, pídeme lo que quieras.

─ no quiero nada Evan.

Nos quedamos mirándo en silencio. Es tan preciosa.
Incluso así enojada lo es.
Me puse de pié y le ofrecí una mano, la aceptó y se puso de pié.
Cuándo la abracé por la cintura, sentí lo rara que se puso.
Sonreí.

─ abrázame.

Con dudas, pasó los brazos por mi cuello y me abrazó.
Bajé las manos al borde de su vestido y tiré un poco hacia a abajo, al tener los brazos levantados, el vestido se le ha subido más.

─ ¿quieres que salgamos a dar una vuelta?

─ no -respondió.-

Me separé un poco de ella y la miré.

─ ¿por qué no quieres?

─ porque lo que quieres es comprarme, y de esa forma no te perdonaré.

No puedo enamorarme de ti ||TERMINADA||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora