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*Narra Bia*

Él se fué a cenar y yo me quedé en la habitación.
Cómo ya había comido lo que me había traído, no tenía hambre.

Cuándo regresó empezó a desvestirse.

─ amor, déjame tu móvil.

Me lo lanzó. Lo cogí y lo desbloqueé.

Entró al baño.
Salió con una toalla en la cintura. Se la quitó dejando su miembro al aire y pasó la toalla por su cuerpo para secarse.
Lo miré de reojo.

─ deja de mirarme -dijo sonriendo.-

─ ¿por qué? ¿es que acaso no puedo ver lo que es mío?

─ no es eso princesa, lo que pasa es que si me miras así enseguida va a reaccionar.

─ está grande sin que estés caliente.

Se rió.

─ no haremos nada, estás malita.

─ yo no he dicho nada -dije sonriendo. Levanté las sábanas y gateé hasta el borde de la cama. Al llegar, me quedé apoyada en las rodillas.- ¿de verdad que nunca te besaste con esas mujeres que llevabas a la casa?

Terminó de ponerse los calzoncillos y se acercó a mí. Me abrazó por la cintura y se acercó a mi boca.

─ de verdad que nunca me besé con ninguna de ellas, te lo prometo -susurró y luego me besó. Coló las manos en la camiseta y las dejó sobre mi culo, cuándo lo apretó sonreí en medio del beso. Al separarnos acarició mi mejilla.-

─ voy un momento al baño.

Me bajé y fuí.
Cuándo salí, estaba metido en la cama usando el móvil.
Me acerqué corriendo y me lancé sobre él.

─ ¡amor! -se quejó riendo. Me reí y lo miré.-

─ por haber pasado de mí.

─ me lo merezco. Métete dentro.

Me separé, cuándo levantó las sábanas, me tumbé encima suyo y nos arropó a los dos.

─ Robert me cayó muy bien.

─ a mí ya no me cae bien -dijo frunciendo el ceño y volvió a coger el móvil.-

─ ¿por qué?

─ porque quería algo contigo. Se puso muy pesado, se la pasó acercándose a nosotros toda la noche. Ya me tenía harto. Que se busque una mujer, tú eres mía.

Le quité el móvil y me acerqué a su boca.

─ celoso -dije sonriendo.-

─ no lo voy a negar -me abrazó por la cintura. Dejé una pierna a cada lado de su cintura y terminé de acercarme a su boca. Llevó las manos a mi culo y lo empujó hacia a abajo para que sintiera su miembro con mi parte íntima. Sin separarme de su boca empecé a frotarme de arriba a abajo contra con él. Gruñó en medio del beso, lo que me hizo sonreír.- ¿no era que estabas enferma? -su voz sonó ronca.-

Sonreí.

─ a lo mejor lo fingí para que me hicieras caso -sonrió y apretó más mis nalgas.-

•••

Me dejé caer a su lado. Se había corrido dentro los boxers y yo tenía la braga muy mojada. Se bajó de la cama y fué al baño.
Al rato salió desnudo, cogió uno limpio y se lo puso.
Yo entré al baño. Me limpié, salí y me puse unas bragas limpias.

─ ¿así que era mentira? ¿no estabas enferma de verdad?

─ no dije eso, dije que a lo mejor lo fingí -me subí a la cama.-

─ ven aquí -me acerqué, se puso de frente hacia mí.- ¿estabas o no enferma?

─ estaba enferma, aún me duele un poco la barriga. Pero no me hubiese importado fingirlo para que me hicieras caso, aunque por lo visto no iba a valer para nada, porque a pesar de yo estar enferma, no viniste a verme en todo el día.

Suspiró y acarició mi mejilla.

─ perdóname, debí cuidarte, estar más atento a ti.

Acarició mi labio inferior con el dedo pulgar.
Se acercó más y apoyó su frente en la mía. Nos quedamos mirando. Los dos sonreímos. Me acerqué y lo besé.

•••

─ muñeca hermosa -lo escuché susurrar en mi oído. Sonreí y escondí más la cara en su cuello.- bebé.

─ mmm...

─ vamos hermosa -besó mi mejilla.- es hora de despertar -volvió a besar mi mejilla, sólo que esta vez dió muchos besos. Sonreí y me separé para verlo.- buenos días mi vida.

─ me gusta que me despiertes así.

─ siempre te despertaré así.

─ bien -le dí un beso pequeño.- buenos días amor.

─ ¿qué te parece si salimos los dos a pasear por la ciudad?

─ ¿los dos solos?

─ sí nena, los dos solos.

─ me parece bien -dije sonriendo.- entra tú primero a la ducha.

─ vale.

Se bajó de la cama.

─ cogeré tu móvil.

─ sí.

Llamé a mamá y hablé con ella un rato. Cuándo Evan salió del baño, entré y me duché.
Al salir, él no estaba en la habitación. Me arreglé con un vestido corto, era blanco con estampado rosa claro, tenía unos tirantes que se cruzaban en mi pecho, haciendo que mis senos se marcaran más.

Me maquillé de una forma natural, me puse unas zapatillas negras y salí de la habitación

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Me maquillé de una forma natural, me puse unas zapatillas negras y salí de la habitación.
Cuándo llegué al salón, Esme me miró sonriendo.

─ estás preciosa.

─ gracias.

Evan se giró a verme. Mordió su labio y se acercó.

─ ¡wow! -me abrazó por la cintura y me dió un beso pequeño.- estás muy preciosa.

─ ¿te gusta? -le pregunté sonriendo.-

─ me encanta.

Después de desayunar, nos despedimos y salimos.
Nos acompañaron unos trabajadores de Alexander.
Cuándo llegamos a la ciudad, bajamos del coche y empezamos a caminar.
Estuvimos todo el día paseando y comiendo en distintos lugares.

No puedo enamorarme de ti ||TERMINADA||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora