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*Narra Bia*

Pasé un día maravilloso, aunque no me metí a la piscina.
Mirella estuvo hablando con nosotras y enseñándonos toda la casa.
Para la cena hicimos igual que en la comida, estuvimos en la cocina, yo iba ayudando en lo que podía.

Cómo estaba cansada me despedí de ellas y fuí a la habitación.
Evan se pasó el resto de la tarde metido en la oficina con su hermano, me dijo que estaban coordinando algunas cosas, y después de cenar, volvieron a lo mismo.

Una vez en la habitación, me acerqué a una de las puertas que dan al patio y salí. Me fijé en que habían unas tumbonas, así que me senté en una de ellas y llamé a mamá.

*Narra Evan*

Cuándo terminamos, salí de la oficina y fuí al salón.

─ ¿y mi mujer?

─ se fué a la habitación porque ya estaba cansada.

─ gracias. Hasta mañana Mirella.

─ hasta mañana cuñado.

Me acerqué a mamá y besé su frente.

─ nos vemos mañana mamá.

─ hasta mañana amor.

Fuí a la habitación. No ví a Bia, así que salí al patio. Sonreí cuándo la ví.

─ está bien, te llamaré pronto. Te quiero mamá, besos.

Colgó y miró hacia el cielo.
Me acerqué a paso lento.

─ nena -pegó un brinquito por el susto.-

─ ¡me asustaste Evan!

─ lo siento, no era mi intención. ¿Me dejas sentarme detrás de ti?

Se movió un poco para delante. Terminé de acercarme y pasé una de mis piernas para el otro lado, dejándola a ella en medio de mis piernas. Apoyó su espalda en mi pecho y acarició mis manos que se encontraban en su abdomen.

─ lo siento.

─ ¿por qué lo sientes?

─ hoy sí que me he pasado, no te he prestado nada de atención, lo siento princesa.

─ no te preocupes. Llevabas tiempo sin ver a tu hermano, es entendible.

─ prefiero estar contigo que con él, hemos estado todo el día juntos por negocios simplemente.

─ ¿por qué dices eso?

Suspiré.

─ Alexander y yo toda nuestra vida hemos tenido roces. Nunca hemos podido entendernos del todo.

─ ¿en qué ámbito?

No hablé durante unos segundos.

─ no importa, sólo trata de no quedarte a solas con él. No quiero tener que romperle la cara si le veo poniéndote un dedo encima.

─ ¿por qué él haría eso?

─ princesa, sólo hazme caso, ¿sí? -dije molesto.-

─ amor, pero es que si no me das razones no entiendo. Me dices que trate de no quedarme a solas con él pero no me das ninguna razón del porqué no.

─ él siempre ha terminado interesado por mis novias, no ha habido ninguna que no haya pasado por sus manos también -suspiré y me relajé un poco.- princesa, tú lo eres todo para mí, eres la primera mujer con la que he sentido cosas de verdad. No quiero que Alexander dañe esto.

No puedo enamorarme de ti ||TERMINADA||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora