| 29 |

256 23 7
                                    

*Narra Bia*

─ perdón, perdón, perdón -dijo al fin.- tú no tienes la culpa de que él sea un maldito cerdo. Es cierto, puedes vestirte cómo quieras, aunque eso luego me lleve a matar a todo aquel que haga lo que él hizo.

No dije nada y nos quedamos mirándo unos segundos.

─ siéntate -pedí. Me hizo caso y se sentó en el borde de la cama. Me senté en sus piernas, pasé un brazo por su cuello y llevé la compresa fría a su pómulo golpeado.-

Estuvimos en silencio durante unos minutos.
Él me tenía abrazada por la cintura y me estaba mirando.

─ el vestido te queda muy sexi, perdona por lo que te grité antes -comentó.-

─ está bien. Y ya sé que me queda sexi -dije sonriendo. Sonrió.-

─ puedes ponerte todo lo que quieras.

─ iba a hacerlo igualmente, aunque no tuviera tu permiso -se rió y luego se quejó un poco.-

─ ¿tú estás bien? -me preguntó.-

─ me siento asqueada. Me ha tocado un cerdo que me miraba con morbo y sin mi permiso.

─ no debí dejar que pasara. Es más, ni siquiera debí bajarte, sé que son unos putos cerdos que no respetan -acarició mi mejilla.- perdóname.

Nos quedamos mirándo a los ojos. Pasó la mano a mi nuca y me acercó a su boca. Le seguí el beso.

─ oh, perdón -escuchamos a Alan decir. Los dos sonreímos en medio del beso. Me separé de Evan y me puse de pié.-

─ dame un momento -dijo y se acercó a la puerta.-

Rodé los ojos cuándo salió.

*Narra Evan*

─ ¿entonces hoy no lo atacaremos?

─ no, ahora quiero estar con Bia, dejémosle creer a ese cerdo que no haremos nada y lo atacaremos mañana en la noche.

─ de acuerdo. ¿Usted está bien?

─ enojado pero estoy bien.

─ ¿y la señorita cómo está?

─ asqueada, él la tocó. Voy a matar a Maximiliano cómo lo que es, un maldito cerdo degenerado por haberla tocado.

Alan asintió.

─ iré a planearlo todo con los chicos.

─ vale, que en la noche nos suban la cena aquí.

─ muy bien. Con permiso.

Cuándo se alejó, entré de nuevo a la habitación.
Ella estaba viendo Bob Esponja. Sonreí y me subí a la cama. Gateé hasta ella y apoyé mi cabeza en sus muslos. Volvió a poner la compresa en mi pómulo.

─ ¿por qué te gusta Bob Esponja?

─ en sí, no es que me guste, lo que pasa es que nunca dan nada interesante. Esto es lo mejor que siempre encuentro.

─ entiendo.

─ Evan -dijo al rato.-

─ ¿mmm?

─ ¿lo que dijiste era verdad?

─ no sé, ¿de qué me hablas?

─ dijiste que lo matarías.

─ sí, es verdad. Te tocó. Y sé por la pelea que tuvimos, que si no lo mato, en cuanto tenga oportunidad volverá a fastiarnos la vida.

─ pero -la interrumpí.-

─ no cambiaré de opinión Bia. Las cosas funcionan así entre narcos. A parte, si no lo mato, los demás dejarán de respetarme. Es él o yo. Y me niego a dejar las cosas así por la falta de respeto que tuvo hacia ti. Matando a Maximiliano, los demás te respetarán y dejarán de mirarte cómo lo estaban haciendo, porque sabrán que morirán si intentan pasar la línea contigo.

No dijo nada.

─ quítala -me quejé por el frío y aparté su mano con cuidado. Me senté para poder mirarla.- puedo imaginar que estos temas no te gustan, pero tienes que entenderme. Si no lo hago, no te respetarán y seguirán creyendo que eres una...-no acabé de decir la frase.-

─ una puta -concluyó ella.- escuché a Maximiliano cuándo dijo que mirasen cómo te ponías por una putita. ¿Por qué creían que yo era una?

ellos ya habían venido otras veces y me habían visto con chicas, con ellas no me importaba que ellos las tocasen, porque no significaban nada para mí. Nunca me vieron con una pareja estable, por eso creían que eras una.

─ ¿y tú por qué no les dijiste quién soy? -frunció su ceño enojada.- ¡por tu culpa ha pasado esto! -golpeó mi pecho. Sujeté sus manos y tiré de ella para terminar de acercarla a mí. Nuestras bocas estaban separadas por unos milímetros.-

─ deja de estar rabiosa.

─ ¡claro! ¡cómo no fué tu culo el que tocaron!

Suspiré.

─ si no te calmas, no te contaré lo que les dije.

─ ¡suéltame idiota! -estaba haciendo fuerza para que la soltase.-

─ ¡qué te calmes!

Dejó de moverse y me miró enojada. Nos quedamos mirándo.

─ ¿qué esperas? ¡habla idiota!

─ ¿cómo crees que iba a bajarte sin decirles quién eres? te prometo que claramente les dije que no eres una mujerzuela más, les dije que eres mi mujer, mi futura esposa, y eso puedes preguntárselo si quieres a Estela, ella estaba sirviendo las copas cuándo lo dije. A todos les he dicho que eres mi mujer, ¿por qué razón no iba a decírselos a ellos? no me avergüenzo de ti, al contrario. Les dije que no te quería bajar porque no quería que se lo tamasen a broma, pero ellos insistieron en conocerte. Aunque visto lo visto, se lo tomaron de broma -solté sus manos y aparté unos mechones que le estaban tapando el ojo izquierdo, luego acaricié su mejilla.- nena, lo que menos quiero es ponerte en peligro. De haber sabido que esos malditos no me creerían no te hubiese sacado de aquí. Es mi culpa lo que pasó por fiarme de ellos, lo siento.

Nos quedamos mirando en silencio otra vez.
Bajé la vista a sus labios y con mi dedo pulgar acaricié su labio inferior.
Terminé de acercarme y la besé. Me siguió el beso.
Pasé los brazos por su cintura y la levanté, me dejé caer hacia atrás haciendo que ella terminase encima de mí.
Bajé las manos lentamente hasta llegar a su precioso culo. El cuál apreté y presioné para que sintiese más mi miembro, que se encontraba aplastado por su parte íntima. Apoyó sus manos en mi pecho y me empujó un poco.

─ alto al carro señor, no haremos nada.

Sonreí.

─ lo sé, pero...es que estoy desesperado.

─ ya lo veo -se quitó de encima.- me daré una ducha y me pondré el pijama.

─ aún es pronto para que te lo pongas.

─ lo sé, pero por hoy ya ha sido bastante largo el día. Quiero estar aquí tirada viendo Bob Esponja.

Sonreí.

─ está bien.

Se bajó de la cama.

─ ponte la compresa fría -dijo antes de entrar al baño. Le hice caso.-

No puedo enamorarme de ti ||TERMINADA||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora