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*Narra Bia*

Gracias a dios, él todavía no había subido. Yo estaba metida en la cama cuándo escuché gemidos en la habitación de al lado.
Puse la televisión en silencio y presté atención.
Volví a escuchar otro gemido.
Me bajé de la cama y salí de la habitación sin hacer ruido.
Una vez parada en la puerta de dónde provenían los gemidos, pegué mi oreja a ésta.
Cuándo escuché más gemidos, no me quedaron dudas y regresé a la habitación.
Solté un suspiro de alivio, sólo espero que sí sea él.
Me acerqué a la ventana y ahí me quedé durante una hora o así.
Me fijé en la chica que salió y se acercó a un coche que no había visto nunca en esta casa.
A los minutos Evan salió y le extendió algo, no veía bien, pero supuse que sería dinero.
Ella lo tomó y entró al coche.
Me metí rápido a la cama, apagué la televisión y fingí estar durmiendo.

Al rato lo escuché entrar a la habitación y después a la ducha.

                                   •••

Al día siguiente cuándo desperté, Evan no estaba a mi lado.
En la mesa de noche me había dejado una nota diciendo que había ido a trabajar.
Me arreglé y bajé.
Sonreí cuándo la señora Esme me sonrió.

─ buenos días Bia, te estaba esperando para desayunar. Pedí que nos lo llevaran al patio, vamos.

La seguí.

─ anoche me pareció escuchar gemidos...¿tú y -la interrumpí.-

─ él estaba con otra mujer -dije sonriendo. Se sentó.- haré cómo me dijo usted, es la única opción que tengo para poder salir de aquí.

Me senté en frente de ella.

─ bien. Es lo mejor.

Cómo Evan no me había dicho nada de que no podía salir de la habitación, estuve todo el día caminando por la casa en compañía de Esme.
Luego, en la tarde, las dos subimos en compañía de Estela y me ayudaron a colocar toda la ropa nueva.

─ hola -las tres miramos hacia la puerta, Evan estaba sonriendo. Volví a centrarme en colocar la ropa.-

─ hola hijo.

─ hola mamá -besó la frente de Esme.-

─ Estela, ¿sales un momento? quiero vestirme.

Estela salió. Él cogió un chándal y se desnudó quedando en boxer.

─ te ayudo -le dijo Esme, que cogió su traje y entró al baño.-

Terminó de vestirse y me abrazó por la cintura.
Cuándo intentó besarme, me separé.

─ ¿qué te pasa?

No le respondí y aparté sus manos.

─ ¿bajarás a entrenar? -le preguntó Esme.-

─ sí -me miró unos segundos, pero yo a él no.- las dejo continuar.

Cuándo salió, Esme y yo nos miramos.

Así estuvimos el resto de la tarde y durante la cena.
Él me hablaba y yo no le respondía y apartaba sus manos.

Después de cenar, subí y me puse el pijama.

Cuándo lo escuché abrir la puerta, cerré los ojos.

Él se dió una ducha y salió de la habitación.

Pasaron dos horas o así cuándo escuché gemidos otra vez.
Miré el reloj que estaba encima de la mesa de noche.

01:36.

Me bajé de la cama y me puse las pantuflas.
Puse mi mejor cara de enfadada y salí de la habitación.
Sin preámbulos, abrí la puerta de dónde salían los gemidos.

─ muy bien, Evan -me miró y se quitó enseguida de encima de la chica.-

─ joder -se tapó su rabo con las manos mientras buscaba su bóxers.

─ ¿ésta es tu mujer? -preguntó la otra sorprendida y sin ni siquiera dignarse a taparse.-

─ su futura esposa -le aclaré.- pero eso ya no importa -lo miré a él, que estaba poniéndose los boxers.- no te preocupes, pueden seguir.

Me alejé de la puerta.

─ ¡no te quedes ahí y vístete! -le escuché gritarle a la chica. Sonreí y entré a nuestra habitación.-

Tomé aire varias veces para volver a mi supuesto enfado y no cagarla.

─ Bia -dijo entrando.-

─ ¿ya terminaste?

Suspiró.

─ yo no quería, pero es que...estaba muy caliente y contigo no puedo hacer nada hasta la boda.

─ ¿por eso anoche te follaste a otra? -me crucé de brazos.-

Abrió los ojos cómo platos.

─ ¿estabas despierta?

─ ¡por supuesto idiota! me besaste y luego porque yo no me sentía preparada te tiraste a una cualquiera.

─ ¿por eso estabas enfadada hoy?

─ no puedes pretender besarme y a las horas tirarte a otra.

Sonrió y se acercó más a mí.

─ ¿estás celosa? ¿eso es lo que pasa?

No lo dejé tocarme y lo abofeteé. Se llevó una mano a la mejilla.

─ anoche te tiraste a una y hoy a otra, no me toques.

─ pero lo hice porque -lo interrumpí.-

─ ninguna excusa valdrá Evan, se supone que nos vamos a casar.

─ no intentes engañarme con esa excusa, porque los dos sabemos que no te quieres casar conmigo.

─ que quiera o no, no tiene nada que ver, lo que importa es que anoche te tiraste a una chica y hoy a otra, ¿mañana te tirarás a otra? o, ¿cómo es qué funciona?

─ anoche me tiré a esa chica porque me quedé caliente después de besarte, y hoy me estaba tirando a otra porque estoy enojado por tú estar enojada conmigo.

─ que buenas son tus excusas, Evan -aplaudí.- felicidades, y así es cómo se supone que yo te gusto -me acerqué a la cama.-

─ por supuesto que me gustas, pero es que...-me tumbé y me tapé.- Bia, estamos hablando.

─ no quiero hablar de tus guarrerías -suspiró.- y te aviso desde ya, después de esto, no me vas a meter el rabo.

Frunció el ceño y se acercó.

─ Bia -lo interrumpí.-

─ cállate, tengo sueño -le di la espalda.-

─ joder, joder, joder -entró al baño y cerró la puerta con fuerza.-

Sonreí.

Sé que a pesar de que yo haya dicho que no me meterá el rabo, lo hará el día de la boda, y yo tendré que aguantarlo cómo si nada.

Cuándo lo escuché cerrar el grifo, cerré los ojos.
Salió del baño.
Después de hacer sus cosas, se tumbó a mi lado.
Lo sentí moverse y luego suspirar.

─ lo siento preciosa -susurró mientras acariciaba mi mejilla.-

Abrí los ojos y lo miré.

─ no me toques y cállate.

Rodó los ojos y se tumbó hacia a arriba.

No puedo enamorarme de ti ||TERMINADA||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora