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*Narra Evan*

Después de ducharme, me vestí con un chándal gris, pero no me puse una camiseta.
Entré al baño y cogí unas vendas para las manos.
Salí y me senté en el sofá.

─ te ayudo -dijo ella. Se acercó a mí. Me puso pomada y luego empezó a ponerme la venda. La miré, estaba muy concentrada.
Sonreí.-

─ gracias princesa -dije cuándo terminó. Asintió y se puso de pié. Mientras se acercaba a la cama, observé su precioso culo. Quedaba un poco al descubirto porque mi camiseta no la cubría del todo.-

Cogí mi plato con fruta y desayuné.

─ nos vamos mañana y no haz hecho la maleta -me dijo.-

─ cierto -suspiré.-

Dejé el plato en la bandeja y me puse de pié. Busqué mi maleta y la abrí en la cama. Cogí ropa y me acerqué. Ella la cogió de mi mano, sonreí. Fuí buscando la ropa y ella iba dobládola.
Cuándo terminamos, cerré la maleta y la bajé.

─ gracias -besé su pelo. Me subí a la cama y me senté apoyando la espalda en el cabecero.- ven aquí.

Se movió poniéndose en medio de mis piernas. Cogí la pomada para su cara y le puse. Me miró sonriendo.

─ ¿de qué quieres ver la película? -le pregunté.-

─ nada de acción por favor.

─ tranquila, no pondré nada de eso.

Al final me convenció para que pusiera Shrek.
Esta mujer ama los dibujos animados, y el que diga lo contrario, está loco.
Pasé las manos por su cintura. Ella estaba abrazada a uno de mis brazos.
Sonreía cuándo ella se reía por algunas cosas que pasaban en la película. Me gustaba verla así.

Estuvimos viendo películas el resto de la tarde, y por supuesto tuve que poner todas las que ella elegía.
Comimos sentados en el sofá y volvimos a la cama.

Estaba oscureciendo.
Ella estaba en medio de mis piernas nuevamente.
Esta vez, levanté la camiseta y metí mis manos dejándolas en su abdomen. Se movió un poco al sentir mis caricias en su abdomen, pero cuándo se acostumbró, se quedó tranquila.
O eso creía yo.
No pasó mucho cuándo empezó a moverse inquieta y a soltar algunos suspiros.
Se giró lo más que pudo y besó mi cuello.

─ Bia, no -detuve mis caricias pero dejé mis manos en su abdomen.-

─ pero

─ no -la interrumpí.-

Miró nuevamente hacia delante.
Estuvo tranquila unos minutos. Pero es que luego, llevó su mano a una de las mías y la movió hacia a abajo. La aparté enseguida.

─ te he dicho que no, dije que no lo haremos hasta la boda.

─ puedes masturbarme sin penetración.

No me creía que ella misma me había dicho eso.
Me dejó pensando.
Era cierto, si no la penetraba, no estaba rompiendo mi palabra de que lo haríamos cuándo nos casáramos.
Al no recibir respuesta de mi parte, volvió a coger mi mano y la llevó hacia a abajo. Abrió sus piernas, ella me iba a volver loco.

─ ¿estás segura de esto?

─ sí.

─ dios mío Bia...mira lo que me estás haciendo hacer...tú me desvías del camino.

Se rió.

─ sé que tú también quieres.

─ por supuesto que quiero, muchísimo, pero es que tengo miedo de luego no poder parar.

No puedo enamorarme de ti ||TERMINADA||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora