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*Narra Bia*

─ mamá -dije con los ojos llenos de lágrimas cuándo me abrió la puerta.-

─ mi amor -las dos nos abrazamos. Estuvimos un rato abrazadas.- me dejaste preocupada la vez que hablamos porque me cortaste la llamada.

─ sí, es que en ese momento no podía hablar. Vengo a invitarte a comer con nosotros y con la madre de Evan.

─ ¿de verdad? -preguntó extrañada.- desde cuándo es así.

─ desde que he decidido tomar las riendas.

─ ¿de qué hablas?

─ yo me entiendo mamá.

Cuándo miró mis pechos abrió los ojos cómo platos y luego me miró enojada.

─ ¿y eso Bia? ¿ese maldito te obligó?

─ no, él me preguntó si me gustaría y le dije que sí. Anda, busca tu bolso y vamos.

Me miró unos segundos.

─ de acuerdo.

Entró dentro.

Solté un suspiro.
No puedo decirle en estos momentos que me obligó a ponerme los implantes, porque si se lo digo, ya sé cómo estaría en la comida de hoy. Ella insultándolo.
Y para una vez que Evan nos deja comer juntas, no quiero malgastar tiempo porque no sé en qué otro momento me dejará verla otra vez.
Cuándo salió con su bolso nos acercamos al coche.
Se sentó detrás y yo delante.

─ hola, soy Olivia, la madre de Bia.

─ encantada, yo soy Esme, la madre de Evan -las dos se saludaron con dos besos en las mejillas.-

─ hola Evan.

─ hola señora Olivia.

Evan me miró. Se acercó y limpió mis mejillas con sus dedos pulgares.
Le sonreí. Sonrió y luego arrancó el coche.
Nuestras madres enseguida encontraron tema de conversación.
Estuvieron hablando todo el camino.
Llegamos al mismo centro comercial dónde me trajo Esme, y es que este lugar es una pasada, hay de todo para ver. Muchos restaurantes con comida de distintos lugares, tiendas, cine, áreas de diversión y más.
Toda mi vida viviendo en California y nunca había venido a este lugar.
Bueno, es que sola no iba a venir. Porque cuándo cumplí los catorce o los quince, papá se puso muy controlador y no me dejaba salir a ninguna parte. Supongo que por eso yo no tenía amigos y sólo tenía a Caleb. Papá hizo eso para protegerme, y al final de cuentas no ha valido para nada. Porque él mismo dañó todo cuándo le robó a Evan. Y no estoy justificando a Evan, sería lo último que haría en mi vida, sólo aclaro porqué estoy en esta maldita situación. Dónde ahora voy cogida de la mano de Evan y nuestras madres delante de nosotros hablando.

─ ¿te gusta la comida italiana? -me preguntó.-

─ sí.

─ de acuerdo. Entonces comeremos comida italiana. Acércate a nuestras madres.

Solté su mano y me acerqué corriendo a ellas.
Al llegar, me puse en medio de las dos y entralacé mis brazos en los de ellas. Las dos sonrieron y me hicieron participar de la conversación que estaban teniendo.

*Narra Evan*

Sonreí cuándo se acercó corriendo a nuestras madres.

─ se le ve feliz -dijo Matt a mi lado, mientras miraba a Bia.-

No puedo enamorarme de ti ||TERMINADA||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora