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*Narra Evan*

Cuándo desperté, me quedé mirándola. Estaba tumbado de frente hacia ella y ella de frente hacia mí.
Hacía tantos años que no despertaba al lado de una mujer, que ahora me parecía raro, pero me gustaba. Me gustaba porque era ella.
Me bajé de la cama, cogí la pistola y entré al baño.

*Narra Bia*

Desperté por el ruido de la ducha. Evan no estaba a mi lado.
Cuándo lo escuché cerrar el grifo, volví a cerrar los ojos.
A los minutos salió.
Lo escuché moverse por varias partes de la habitación.
Estuvo mucho rato arreglándose.

Ni que fuera una mujer, si sólo es un bendito traje.

Sentí su presencia delante de mí.

─ nos vemos en la tarde, preciosa -susurró y acarició mi mejilla.-

Cuando lo escuché salir, abrí los ojos.

─ estúpido, ojalá y te atropellen -susurré.-

Al bajarme de la cama, me fijé en la nota que estaba encima de la mesa de noche.

"Buenos días preciosa, trabajo hasta la tarde, si me llegas a necesitar, éste es mi número"

Más a abajo estaba el número de teléfono y luego su firma.
Rodé los ojos y entré al baño.
Me duché y cepillé los dientes.
Al salir, me arreglé y bajé.

─ Alan, buenos días -se detuvo y me miró.- ¿puedo entrar a la oficina de Evan?

─ buenos días señorita, ¿qué necesita hacer?

─ quiero llamar a mi madre.

Lo seguí hasta la oficina. Sacó una llave y abrió la puerta.

─ adelante.

─ gracias.

Entré a la oficina. Me senté en su silla y llamé a mi madre.
Estuvimos hablando mucho rato.
Al salir, fuí a desayunar y luego salí al patio.

Estuve una semana haciendo esa rutina. Y por supuesto fuí a visitar a mi madre varias veces.
Trataba de hablar con Evan lo menos posible, y cuándo tenía que hablar, le respondía muy seca e incluso lo insultaba, pero cuándo estábamos solos, ya que habíamos quedado en que no lo insultaría delante de los demás.

•••

Estaba en el patio cuándo entró un coche en casa.
Evan salió y se acercó. Del coche salió un hombre, se dieron la mano y luego le indicó al hombre que entrara.
Evan se acercó a mi. Dejé las flores y me puse de pié.

─ vamos dentro.

─ ¿quién es ese señor?

─ te he dicho que vamos adentro.

Resoplé y caminé hacia adentro. Si no entraba por las buenas, estaba segura de que me entraba él a la fuerza.

─ vamos doctor -dijo cuándo entramos. Fruncí el ceño y los seguí.
Abrió una habitación que parece una habitación de hospital.- él es el cirujano que te pondrá los implantes.

No puedo enamorarme de ti ||TERMINADA||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora