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*Narra Bia*

Evan y yo estábamos sentados en un sofá uno al lado del otro, y su madre, en frente de nosotros.
Llevábamos unos minutos mirándonos, casi puedo jurar que no cree lo que Evan ha dicho.

─ entonces...¿se van a casar?

─ sí -dijo él.-

─ ya veo -dijo no muy convencida.- no entiendo -dijo segundos después.- yo te regañé porque lo único que hacías era traer mujerzuelas aquí, y de eso apenas hace casi tres meses, ¿cómo es que se van a casar tan rápido?

─ estamos muy enamorados. Esto era lo que querías, que tuviese una mujer.

─ sí, pero no que te casaras así de rápido. Tienen que conocerse bien antes de dar ese paso.

─ señora, amo a su hijo y queremos casarnos.

Me miró.

─ ¿cómo es que te llamas?

─ Bia.

─ Bia, está bien que se casen, pero en unos años, no ahora, ¿no te parece demasiado precipitado?

─ no, porque nos amamos -le respondí.-

Ya empezaba a dolerme la mandíbula por estar fingiendo una maldita sonrisa.

─ yo no estoy de acuerdo con esta boda tan precipitada. Al menos podían haber esperado unos meses más y yo misma me encargaba de preparar la boda, pero bueno, es vuestra decisión. Me alegro por vosotros, sobre todo por ti hijo, ya estaba harta de que te acostases con cada mujer que traías.

─ mamá, no digas eso delante mi novia.

─ no te preocupes mi amor -dije sonriendo.-

Hijo de perra.

─ hijo, ¿puedo quedarme unos días?

─ mamá, ya hemos hablado de esto.

─ es para conocer más a tu mujer.

─ en otro momento será.

─ me quedaré igualmente, así que olvída que te lo pedí -dijo ella sonriendo.-

Él iba a quejarse cuándo entró Alan.

─ señor, está su secretaria al teléfono.

Evan me miró.

─ princesa, sube a la habitación -miró a su mamá.- mamá, vete, ya lo hemos hablado muchas veces.

─ vale -dijo ella.-

Me puse de pié.

─ ha sido un placer conocerla.

Ella se puso de pié, se acercó y besó mis mejillas.

─ el placer ha sido mío, y perdón por llamarte mujerzuela, es culpa de mi hijo.

─ no se preocupe -dije sonriendo.- hasta pronto.

Fuí hacia las escaleras.

Entré a la habitación y me acerqué a la ventana.
Mis ojos llenos de lágrimas no me dejaban ver bien.

Cuándo tocaron la puerta, limpié mis mejillas y miré.
Era su madre.

─ ¿puedo pasar?

No puedo enamorarme de ti ||TERMINADA||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora