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*Narra Evan*

─ ¡¿cómo diablos te atreves?!

─ ¡la tienes secuestrada! ¡esa chica no quiere saber de ti!

─ ¡eso no es de tu incumbencia! ¡si su padre no hubiese sido un maldito ladrón esto no hubiese pasado!

─ ¡¿en qué siglo es que crees que estamos?! ¡no puedes tenerla aquí contra su voluntad! ¡ya bastante tiene con todo lo que le haz hecho!

─ ¡no puedes venir a mi casa a hacer lo que se te dé la gana! ¡vete a tu maldita casa!

Me abofeteó muy fuerte.
Llevé la mano a mi cara y la miré.

─ se te ha olvidado que soy tu madre y que no puedes hablarme así, ¿es que te haz vuelto loco? sólo te falta que me mates directamente. Te has convertido en un monstruo Evan, no te reconozco cómo mi hijo.

Fué hacia las escaleras.

─ ¿a dónde vas?

─ a estar con ella. Así que pide ahora mismo que abran la puerta de la habitación.

Empezó a subir.

─ ¡Alan!

─ señor.

─ abre la puerta de mi habitación para que Esme entré.

Fuí a mi oficina y cerré la puerta con fuerza.

*Narra Bia*

Cuándo abrieron la puerta, la señora Esme entró.

─ lo siento -dijo mientras se acercaba.- intenté sacarte, te lo prometo.

Sonreí.

─ no se preocupe.

Fruncí el ceño cuándo empezó a llorar. Me acerqué a ella.

─ señora Esme -me interrumpió.-

─ perdóname Bia.

─ no es su culpa, usted ha intentado ayudarme, pero no se ha podido.

─ se ha vuelto loco, me ha gritado cómo nunca lo había hecho. Suponía que si se enteraba se enfadaría, pero me ha hablado cómo nunca antes. Ya no lo reconozco.

La tomé de la mano y la llevé hacia el sofá.

─ sí, lo escuché gritarle. Lo siento, ha sido por mi culpa. Por esto le dije que no me ayudase.

─ pero es que no podía quedarme sin hacer nada, al menos tenía que intentarlo.

Limpié sus mejillas y le sonreí.

─ no se preocupe, está todo bien. Gracias.

─ es que...¿de qué otra forma puedo ayudarte?

Hice silencio durante unos segundos.

─ ¿puede dejarme su móvil? quiero llamar a mi madre, hace más de un mes que no hablamos ni nos vemos, debe de estar preocupada.

─ por supuesto -sacó el móvil de su chaqueta y me lo dejo.- estaré en la puerta vigilando que no venga Evan.

─ está bien.

Me acerqué a la mesa de noche y busqué el número.
Cuándo lo encontré, la llamé.
Sonó varias veces hasta que contestó.

¿diga?

No puedo enamorarme de ti ||TERMINADA||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora