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*Narra Evan*

Yo bajé a desayunar, a ella no pedí que le subieran nada porque no puede comer por la cirugía.

─ buenos días señor, ¿la señorita no bajará a desayunar?

─ buenos días Estela. No bajará porque está castigada.

─ ¿puedo subir a verla?

─ que yo permita eso sería cómo premiarla. Así que no, no verá a nadie. Necesito que vayas a la ciudad a comprarle varios pijamas y ropa interior. Cuando venga el cirujano te diré una talla de sujetador para que puedas comprarlos.

─ está bien, con permiso.

El doctor vino acompañado por una enfermera. busqué a Estela. Los dos hablaron un momento y luego ella me miró.

─ que te lleve Matt.

─ está bien.

Ella se alejó.

─ entraremos a prepararnos.

─ bien.

Entraron a la habitación-hospital y yo fuí a mi despacho.

─ señor, mi hermana me ha dicho que quiere que la lleve a la ciudad.

─ sí -saqué un fajo de billetes del cajón y se lo extendí.- ella sabe lo que tiene que comprar.

─ de acuerdo.

Los dos salimos. Él fué hacia la salida y yo hacía a arriba.
Abrí la puerta de la habitación y me separé.

─ vamos.

─ Evan, esto no te lo voy a perdonar nunca -dijo acercándose.-

─ muy bien.

Caminó delante, la seguí.

─ puedo...-suspiró.- ¿de qué tamaño serán?

─ nada exagerado, no te preocupes.

─ ¿por lo menos puedes dejar que Estela suba a la habitación?

─ no, ya no puedes pedirme nada. Perdiste todo el derecho cuándo intentaste matarme. Estela también pidió verte, pero olvídate. Ahora te atenderá Silvia.

─ Evan -la interrumpí.-

─ no cambiaré de opinión.

Abrí la puerta de la habitación y la invité a pasar.

─ doctor, la dejo en sus manos.

─ pase señorita.

Cuándo terminó de entrar, cerré la puerta y fuí hacia la oficina.

Encendí el ordenador, llamé a Helen y me puse a trabajar.

*Narra Bia*

Desperté aturdida.
Cerré los ojos y esperé un momento.
Volví a abrirlos cuándo escuché una máquina.
Giré la cabeza hacia un lado y luego miré mi dedo, en el cuál tenía la pinza que mandaba la información a ese portátil.
Antes de mirar mi pecho, cerré los ojos muy fuertes y luego los abrí.
Miré hacia a abajo. Mis ojos se llenaron de lágrimas.
No sé por qué tenía la esperanza de que ésto no pasara.
Tenía una especie de faja color beige.

─ despertaste.

Miré hacia el otro lado, Evan estaba sentado en el sofá.
Al verme llorando se paró.

No puedo enamorarme de ti ||TERMINADA||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora