[ 𝟎𝟏 ; 𝟑𝟔 ]

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HOLA, ESTOY ESCRIBIENDO EN MAYÚSCULAS PARA QUE NO DEJEN PASAR ESTE AVISO.

A PARTIR DE ESTE CAPÍTULO EN ADELANTE, EL FANFIC NO ESTÁ EDITADO, QÚE QUIERO DECIR CON ESTO, ME REFIERO A QUE LA NARRACIÓN, REDACCIÓN E HISTORIA ESTÁ COMO LA PRIMERA VEZ QUE LO ESCRIBÍ, POR LO QUE ES MUUUUUUUUY PROBABLE QUE SE ENCUENTREN CON ERRORES, ESCRITURA DE BAJO NIVEL Y PEORES HORRORES QUE LOS DEL MISMO INFIERNO, ASÍ QUE, SEAN PACIENTES, QUE POCO A POCO IRÉ EDITANDO LOS CAPÍTULOS Y ESTE AVISO SE IRÁ MOVIENDO A LA PAR DE LOS QUE YA ESTÁN LISTOS UWU.

LOS VUELVO A PUBLICAR, PORQUE HAY GENTE DESESPERADA QUE PARECE QUE LES ROBÉ LA VIDA AL MANDAR A BORRADORES EL RESTO DE LA HISTORIA KJASHDKJAHSDKJAHSDJKAHSDKJHASD, IGUAL, CREO QUE A PARTIR DEL CAPÍTULO 70, EL FANFIC YA TIENE MI MANERA ACTUAL DE ESCRIBIR/NARRAR, POR LO TANTO... NO SÉ, SÓLO LEANLO CON LO QUE LES DIJE EN MENTE, PUEDEN HABER ERRORES Y MUCHOOOO CRINGE JDKASJDHAKDJ.

ADIÓS.

***CUANDO UN CAPÍTULO YA ESTÉ EDITADO, ESTE AVISO PEDORRO NO APARECERÁ AL PRINCIPIO***

[...]



El iluminado genérico escaseaba en el extenso departamento ajeno, sólo se lograban percibir las frenéticas luces de colores que se movían en todas direcciones y que, de vez en cuando, recaían en el pálido y acalorado rostro del estudiante de preparatoria, quien se hallaba sentado en el sofá de la sala de estar junto a su novio, sujeto que le llevaba seis años y pasaba sus manos constantemente por las delgadas piernas del menor, a veces subiendo demasiado y robándole suspiros a este. 

La música no era tan fuerte como para retumbar contra las paredes, pero sí lo suficiente para obligarles a hablar pegado al oído del contrario, situación que el castaño aprovechaba para depositar besos y mordidas en el cuello del adolescente, todo mientras él le pedía conocer mejor a las personas que le rodeaban, sin embargo, Lee Hoseok no tenía interés alguno en presentarle a nadie, ya le bastaba con que el azabache supiera de la existencia de su ex-novia, aunque eso era algo que lo beneficiaba más a él, que al pequeño.

—Hyung, hablo en serio... —separó su cuerpo un poco, no tanto como para dejar de ser audible, pero sí lo necesario como para que dejaran en paz su cuello.

—Ellos no son buenos, Beomgyu-yah... —adelantó su rostro, mirándolo en los ojos y forzando un tono de voz dulce —¿Qué no puedes conformarte sólo conmigo? —alzó las cejas, preguntándole con falsa decepción, apelando a sus débiles sentimientos.

—Claro que puedo, hyung, pero... —posó sus manos sobre las del mayor, las cuales yacían en sus muslos —Quiero saber más cosas sobre ti, Hoseok hyung... —esbozó un leve puchero y ladeo la cabeza, continuando el contacto visual.

—Puedes preguntarme lo que sea, bebé —rió, apegándose todavía más al menor, bajando el volumen y atacando directamente los sensibles tímpanos del pelinegro con su voz aterciopelada —. Otro día te los presentaré, pero ahora... —sus pupilas descendieron de los orbes oscuros hasta los delgados labios impropios, viendo como fueron humedecidos por su dueño —Ahora sólo eres mío, ¿vale? —le dio un piquito, aniquilando por completo las dudas e interrogantes de Choi Beomgyu, quien cayó rendido a lo que él le dijera.

—Vale, hyung... —murmuró, finalmente fundiéndose en un beso con el universitario.

Tres meses era lo que llevaban de relación y el adolescente, cada día que pasaba, quería saber más del castaño. Es decir, era consciente de que sólo conocer su nombre, edad, universidad y gustos en la cama no era la información más compleja, de hecho, eso era lo que todas las chicas y chicos, con los que Lee Hoseok salió, sabían. Entonces, la curiosidad se sembraba a la par de cada vez en la que su hyung le mencionaba que se iría por ahí con amigos o compañeros, más aún cuando en las fiestas veía a un pequeño grupo de chicos que no le prestaban mayor atención.

—Hyung... —jadeo al sentir como el opuesto finalizó el beso.

—Sígueme —le mostró la mano, incitándolo a tomarla y hacerle caso.

—¿A dónde vamos? —preguntó al tomar la extremidad del más alto.

—A un lugar con más privacidad, lindo... —la cara del menor se encendió, captando lo que quería decir su hyung y lo siguió sin rechistar.

Para Choi Beomgyu los cumplidos vacíos y palabrerías carentes de verdad significaban todo. Tanto que hacían desaparecer lo que le rodeaba, tanto que no le permitió fijarse en el lugar al que miraba el castaño, aquel punto en donde una chica de cabello corto lo miraba con odio y celos en sus ojos, ese tipo de mirada que te advertía que ella sería capaz de ver como te ahogabas y aún así no te lanzaría el salvavidas, es más, lo reventaría delante de tus propios ojos.

[...]

A pesar de que su atención estuviera centrada en la televisión frente a ellos, podía sentir como tenía pegada la vista de su hermanastro, mas no se atrevía a decirle nada, lo que en cierta parte lo exasperaba, porque para Choi Yeonjun ya era bastante con permitirle dejar su cabeza sobre su regazo al crío.

—¿Pasa algo? —disimuló lo enervante que le resultaba la situación, hablando entre un bostezo.

—Uh... —el azabache dio un brinquito en su lugar —Eh... ¿Hyung? —le llamó, sintiéndose apto para indagar lo que le estuvo dando vueltas.

—Hmm —dio un leve asentimiento, instándolo a hablar.

—¿Cuál es tu comida favorita? —preguntó escuetamente y carente de contexto, ganándose una mirada extrañada del rubio, quien rió por ello.

—Pff... —arrugó el entrecejo —¿A qué viene eso? —agachó su rostro, enfrentando los ojos brillosos del adolescente.

—No lo sé... —sus inquietas pupilas acariciaban el semblante de su hyung, joven que removió un poco de su flequillo, descubriendo su frente y pasando su dedos a través de la hebras oscuras —Sólo quería saber... —atinó a decir, dejándose llevar por las tiernas descargas eléctricas que sufría su cuerpo tras el gentil tacto.

—Ya veo... —sonrió de lado, pero el motivo no se escondía detrás de la belleza que transmitía ese momento entre ellos, sino que, la simple idea de saber que podría hacerlo callar y confiar con patéticas caricias, le daba una inmensa satisfacción.

Se agachó, tentando los reflejos e impulsos del menor, quien cerró los ojos e hizo morritos con su boca, esperando un beso por parte del universitario. La sonrisa en su cara se ensancho, volviéndose ambigua en ambos lados y optó por no ejecutar tal acción anhelada por el contrario, haciendo que segundos después abriera sus ojitos y se encontrara con la misma distancia separando sus labios de los de su hyung. Y antes de que Choi Yeonjun fuera capaz de recordarle que no lo pidió apropiadamente, Choi Beomgyu se le adelantó.

—Hyung, bésame, por favor... —sus mejillas teñidas por una leve tonalidad carmín al no estar acostumbrado a ese requisito, delataron su timidez.

—Buen chico... —susurró, colocando su mano entre la quijada y el pómulo derecho de su hermano, ahora sí acabando con aquella brecha de escasos centímetros.

Sus labios se movían al mismo compás, dejando fuera a sus lenguas y dedicándose a saborear y succionar los belfos ajenos. Los chasquidos y jadeos volvían a la sala de estar en un lugar íntimo, que cada minuto se percibía más cálida, encerrando dos chicos con dos mentalidades tan absurdamente diferentes, porque mientras uno se centraba en plasmar el honesto cariño que le tenía a su mayor, este se adueñaba del control y se jactaba de eso.

El pelinegro habría estado tan empeñado en olvidar todo lo que se relacionara a Lee Hoseok, que se privaba de la oportunidad de darse cuenta de lo mucho que la actual situación con su hyung se asemejaba a lo vivido con ese individuo.









































❝𝒅𝒓𝒐𝒑𝒐𝒖𝒕❞ ⁽ʸᵉᵒⁿᵍʸᵘ⁾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora