❝𝒅𝒓𝒐𝒑𝒐𝒖𝒕❞ ⁽ʸᵉᵒⁿᵍʸᵘ⁾

[ 𝟎𝟏 ; 𝟖𝟓 ]

HOLA, ESTOY ESCRIBIENDO EN MAYÚSCULAS PARA QUE NO DEJEN PASAR ESTE AVISO.

SÉ QUE DIJE QUE A PARTIR DEL CAPÍTULO 70 YA ESTARÍAN BIEN LOS CAPÍTULOS, PERO NO ESTOY MUY SEGURA, ASÍ QUE TAMBIÉN LOS DEJARÉ CON ESTE AVISO DE QUE PUEDEN ENCONTRAR ERRORES Y MUCHO CRINGE, SEAN CAUTELOSOS AL LEER SJDAKJDLJAKSDHKJAHS.

ADIÓS.

***CUANDO UN CAPÍTULO YA ESTÉ EDITADO, ESTE AVISO PEDORRO NO APARECERÁ AL PRINCIPIO***

[...]

El aire fresco de la mañana se coló por la habitación en penumbras, despertando con una gélida brisa a la pelinegra que dormía sin el amparo del cuerpo que le proporcionaba calor a esas horas en las que la temperatura ambiental descendía exponencialmente, por lo que, palpando a ciegas el lado contrario de la cama, buscó a su esposo, mas se encontró con un espacio vacío al abrir sus ojos.

Se inclinó hacia adelante y se sostuvo con uno de sus brazos, sintiéndose desorientada y con la cabeza algo pesada, sin embargo, una vez se situó mejor en ese día, largó un suspiro y se sentó con las piernas colgando del lecho y sus pies tocando el suelo, preparándose para comenzar su jornada en la cocina con el castaño, quien debía estar pasando un rato difícil a solas en alguna parte de la casa.

Eran las nueve con treintaicuatro minutos, Choi Donghae miraba su taza de café negro en el desayunador sin atreverse a darle un sorbo, pues jamás le gustó el sabor amargo y marcado de esa bebida, tornando imposible el disfrutarlo como alguna vez lo disfrutó Choi Sooyoung y, quizás, por eso se había vuelto una rutina prepararlo de ese modo los veintisiete de cada enero.

—Buenos días, cariño... —era una fecha complicada y ambigua, lo que volvía extraño llamarle de esa forma a su marido.

 —Buenos días, cielo... —el hombre se volteó hacia ella, sonriéndole con lasitud e invitándola a sentarse a su lado.

Desde que Choi Hyoyeon conocía al mayor, siempre lo vio como una persona que buscaba amenizar cada lugar en donde se encontrara, ya fuera hablando, riendo, colocando música de agrado mutuo o simplemente sonriendo con honestidad. No obstante, en esos últimos dos días el buen ánimo que lo caracterizaba fue desvaneciéndose, culminando en ese momento en el que se hallaban en silencio, compartiendo el espacio con el fantasma de una mujer que significó mucho para su familia y cuyo recuerdo quedó impreso en sus memorias.

El respeto a los muertos era algo que se extrapolaba a los vivos que tenían que cargar con su fallecimiento, por lo que se convirtió en una especie de misterio bien guardado lo que ocurrió con los dos sobrevivientes de ese dos mil trece, pues lo único que yacía de cara al público, era la pésima relación que Choi Donghae tenía con Choi Yeonjun, mas nadie se atrevía a cuestionarlos, ya que, no era cortés indagar en asuntos ajenos.

Desde el punto de vista de la fémina, era complejo entender cómo el deceso de Choi Sooyoung no lograba que padre e hijo superaran el duelo juntos, puesto que ella era en demasía cercana con su unigénito. Sin embargo, los secretos que ocultaba ese día eran tantos que se percibía como una actitud descarada el volver a pedirle a su pareja que le explicara los hechos, porque desde que se enteró que era viudo, había aceptado que este no planeaba revivir constantemente la historia, tal vez, debido a que veía un futuro incierto entre ellos, mas cumplirían un año casados pronto y, estar experimentando la presencia de esa mujer a través del contrario, le partía el alma, pues era como si ella no mereciera saber de su pasado.

—Aunque la recuerde, te amo tanto como la amo a ella... —pronunció con un tono de voz afligido, ganándose la atención de la más baja, quien lo miró con un semblante triste —Sé en lo que estás pensando, Choi Hyoyeon... —esa sonrisa era desesperanzadora, incluso si buscaba proporcionarle lo opuesto —Pero, no hay mucho que te pueda decir al respecto... —tomó la taza con ambas manos, viendo su reflejo en el líquido —Su muerte fue tranquila, el camino fue trágico... Demasiado injusto para todos... —se expresó en plural, contradiciendo el sentido singular que su corazón sentía que tenía esa palabra.