[ 𝟎𝟏 ; 𝟖𝟑 ; 𝟐/𝟐 ]

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HOLA, ESTOY ESCRIBIENDO EN MAYÚSCULAS PARA QUE NO DEJEN PASAR ESTE AVISO.

SÉ QUE DIJE QUE A PARTIR DEL CAPÍTULO 70 YA ESTARÍAN BIEN LOS CAPÍTULOS, PERO NO ESTOY MUY SEGURA, ASÍ QUE TAMBIÉN LOS DEJARÉ CON ESTE AVISO DE QUE PUEDEN ENCONTRAR ERRORES Y MUCHO CRINGE, SEAN CAUTELOSOS AL LEER SJDAKJDLJAKSDHKJAHS.

ADIÓS.

***CUANDO UN CAPÍTULO YA ESTÉ EDITADO, ESTE AVISO PEDORRO NO APARECERÁ AL PRINCIPIO***

[...]


A eso de las once, Choi Hyoyeon se hallaba en el pequeño cuarto de lavandería, esperando que el contador llegara a cero, pues sólo le quedaban menos de veinte segundos, sin embargo, su silenciosa manera de hacer las cosas le dio una sorpresa a su hijastro, quien se asomó por el marco de la puerta, llevando en sus manos uno de sus cubrecamas, seguramente debido a que quería usar la lavadora.

—Yeonjun-ah... —su tono era bajo, principalmente porque su energía se iba agotando para esas horas de la noche, aún más tras haber comido una gran cena con su esposo.

—Volveré mañana, no se preocupe-

—No, ya terminé de usarla —se apresuró en avisarle, fijándose en qué era lo que traía a lavar —. Sólo déjame sacar lo que está adentro —explicó con ambos de sus ojo curvados en forma de media luna, junto a la melodía que notificaba del término del proceso inundando sus tímpanos —. ¿Sabes? —volvió a hablar, inspirada en hacerle conversación —Eres un chico muy limpio —le dio una fugaz mirada, volviendo a centrarse en quitar la ropa del interior de la maquina —. Creo que lavas tus sábanas más seguido de lo que yo lo hago —soltó una carcajada quedita.

—Sí... —sonrió incómodo —Me gusta cuidarla... —se excusó con lo primero que se le ocurrió en ese momento.

—Eso es bueno —le entregó una sonrisa, abandonando el cuarto de limpieza y dirigiéndose al ínfimo patio trasero a colgar las prendas.

Viendo que la mujer no volvería a ingresar a esa habitación, Choi Yeonjun entró a poner en marcha el lavado de su cobertor, pensativo en la persistente determinación que tenía la fémina de la casa en llevarse bien con él, incluso si no tenía la obligación y podría ignorar su existencia como él lo hizo por varios meses.

La puerta consiguiente se abrió, dejando ver la salida de Choi Beomgyu del baño, quien se había ido a lavar los dientes para luego ir a dormir, sin embargo, al escuchar el parloteo en el pasillo, supuso que su hermanastro seguía ocupado en la lavandería de su morada, por lo que se encaminó hacia este y, efectivamente, lo divisó parado dándole la espalda, posición que aprovechó para acercarse con sigilo y rodear la cintura de este con sus brazos, apoyando su mentón en el hombro del rubio.

—Me asustaste... —susurró después del saltito que pegó, girándose hacia el pelinegro, teniendo una perfecta vista del corredor.

—Lo siento —se medio rió, procediendo a depositar un beso en la mejilla ajena, lo que el dueño de esta le respondió con un empujón, soltándose del agarre de forma anticlimática.

—Yah —levantó el mentón, esbozando una expresión cabreada —. Para con tus juegos —exigió con cierta gravedad en su tono.

La sonrisa del azabache se desvaneció con lentitud, dibujándose un rasgo adolorido y confundido en el encuadre de sus ojos, sacando a la luz el desconcierto que le recorrió el cuerpo ante la actitud agresiva y repentina del universitario, individuo que, no hace mucho, lo estuvo tratando con amabilidad y cariño.

Siendo consciente de cómo reaccionaba el decolorado cuando lo ignoraba, se dio la vuelta sobre sus talones y, sin mediar palabras, se dispuso a esconderse debajo de sus mantas para cuestionarse en silencio qué hizo mal en esa ocasión. No obstante, al dar el primer paso, se topó con su madre a un costado de la puerta del diminuto cuarto, observando la escena con sus dos manos sobre su pecho, aumentando el factor enervante de la atmosfera.

❝𝒅𝒓𝒐𝒑𝒐𝒖𝒕❞ ⁽ʸᵉᵒⁿᵍʸᵘ⁾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora