[ 𝟎𝟏 ; 𝟖𝟔 ; 𝟒/𝟒 ]

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HOLA, ESTOY ESCRIBIENDO EN MAYÚSCULAS PARA QUE NO DEJEN PASAR ESTE AVISO.

SÉ QUE DIJE QUE A PARTIR DEL CAPÍTULO 70 YA ESTARÍAN BIEN LOS CAPÍTULOS, PERO NO ESTOY MUY SEGURA, ASÍ QUE TAMBIÉN LOS DEJARÉ CON ESTE AVISO DE QUE PUEDEN ENCONTRAR ERRORES Y MUCHO CRINGE, SEAN CAUTELOSOS AL LEER SJDAKJDLJAKSDHKJAHS.

ADIÓS.

***CUANDO UN CAPÍTULO YA ESTÉ EDITADO, ESTE AVISO PEDORRO NO APARECERÁ AL PRINCIPIO***

[...]


Sus piernas no cesaban a la hora de caminar sin un rumbo específico, lo que arrastraba consigo a su hermanastro, quien lo seguía por detrás e intentaba seguirle el ritmo, cansándose al no poder igualarlo, pues la adrenalina que corría por las venas de Choi Yeonjun en esos minutos, era una competencia inmensa para Choi Beomgyu, adolescente que ya estaba cansado por todo el recorrido que se estaban dando.

El azabache le miraba de reojo, tratando de averiguar qué fue lo que había ocurrido, ya que, la mitad del rostro del mayor estaba rojizo y uno de sus ojos se veía retraído, evidenciando que el golpe que se le propinó fue de la mano de su padre, puesto que estaba huyendo de su casa, lugar donde sólo se encontraba Choi Donghae, por lo que sabía que se trataba de un tema delicado que, seguramente, el rubio no iba a querer hablar de inmediato, tal y como llevaba haciendo con los demás asuntos relevantes de su vida.

Por otra parte, dos razones imperaban la presencia del pelinegro; una era la necesidad de acompañarlo en un momento complicado, y la segunda era cerciorarse de que el universitario no se fuera a dormir en otro lugar, debido a su adquirido miedo de que se marchara e ignorara sus mensaje o llamadas. 

—... —medio frenó al sentir su bolsillo vibrar.

—¿Dónde estás? —se apresuró en cuestionar la mujer.

—Estamos unas cuatro cuadras más arriba... —mintió. En realidad, se hallaban mucho más lejos.

—¿A dónde van? —no pareció convencida con esa escueta indicación —Si no estás aquí a las doces, me voy a enfadar contigo, Beomgyu —sentenció con seguridad, mas disonó con lo flexible que fue al darle ese tope, porque se suponía que estaba consternada con la situación por la que pasaba su hijastro.

—Sí, sí —medio sonrió, percatándose que eso le daba poco menos de una hora —. Ahora estamos yendo a comprar algo de hielo... —rápidamente elaboró una coartada.

—Debieron ir a la tienda de la vuelta, no a la de allá —dijo después de un silencio, pensando que se refería al comercio que quedaba cerca del centro comercial.

—Hyung quería caminar... —usó un tono de voz lastimoso, así sacándole un suspiro a su madre.

—No hagas nada peligroso, por favor... —acabó por pedir con cansancio. Ya había pasado por mucho esa noche.

—No haré nada peligroso —rió levemente por lo extremo que sonó aquello.

—Bien... —carraspeó —A las doce, Beomgyu... —le recordó.

—Sí, mamá... —pronunció juguetón, completamente ajeno a lo que preocupaba a la mujer —Te llamaré si ocurre algo —agregó con la intención de darle seguridad.

—Vale, adiós... —se despidió, reconociendo la normalidad de la actitud de su hijo.

—Adiós~.

La llamada finalizó, permitiendo que el decolorado pudiera sentir la mirada del contrario posarse en él constantemente, derivando en que su consciencia se fuera hacia una búsqueda de cómo evadir las inminentes preguntas que le haría este. Sin embargo, si evitaba responder o no, sería absurdo pretender que su novio no se enteraría de la causal de la pelea con su padre, es decir, su madre lo sabía y ella se encargará de contarle sobre las pastillas, ya que, no le haría gracia que su niño conviva con un "drogadicto", nueva identidad de la que no se hubiera librado aunque le dijera al adulto que las había dejado de consumir, puesto que no le creería, no obstante, tampoco hizo el intento de defenderse, porque era un plus verlo molesto.

❝𝒅𝒓𝒐𝒑𝒐𝒖𝒕❞ ⁽ʸᵉᵒⁿᵍʸᵘ⁾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora