[ 𝟎𝟏 ; 𝟖𝟏 ]

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HOLA, ESTOY ESCRIBIENDO EN MAYÚSCULAS PARA QUE NO DEJEN PASAR ESTE AVISO.

SÉ QUE DIJE QUE A PARTIR DEL CAPÍTULO 70 YA ESTARÍAN BIEN LOS CAPÍTULOS, PERO NO ESTOY MUY SEGURA, ASÍ QUE TAMBIÉN LOS DEJARÉ CON ESTE AVISO DE QUE PUEDEN ENCONTRAR ERRORES Y MUCHO CRINGE, SEAN CAUTELOSOS AL LEER SJDAKJDLJAKSDHKJAHS.

ADIÓS.

***CUANDO UN CAPÍTULO YA ESTÉ EDITADO, ESTE AVISO PEDORRO NO APARECERÁ AL PRINCIPIO***

[...]


Choi Beomgyu estaba algo nervioso, volteando a ver la hora constantemente e imaginando distintos escenarios que podrían darse en la situación actual que enfrentaba su "amistad" con Kai Huening, puesto que, si bien sabía qué quería decirle al castaño, no estaba del todo seguro sobre cómo iba a reaccionar este último. Quizás, lo ignoraría y le diría que deje intentar enmendar algo que no tenía solución, porque él ya no quería ser su amigo y punto. O, tal vez, le perdonaría rápidamente y las cosas volverían a ser como solían ser en el pasado.

Sentado en el borde de la cama, atrás yacía durmiendo el universitario, favoreciendo a su inquieta realidad, debido a que no le gustaría molestarlo con preguntas absurdas. Entonces, permaneció fijo en el apaciguado semblante del rubio, notándose casi que adorable cuando reposaba, y, sin resistirse, acarició el rostro con la parte delantera de sus nudillos, finalizando en el cabello del mayor, viendo como se acomodó e hizo un leve gruñido en sus sueños, robándole una pequeña sonrisa al azabache.

¡Ding, dong!

La paz abandonó su cuerpo al escuchar el timbre de la casa avisar la llegada de los invitados de esa noche, por lo que se puso de pie de inmediato, quedándose en el medio de la habitación buscando de forma errática su chaqueta para no pasar frío afuera, ya que, eran las siete y a esa hora ya se helaba el ambiente más que de día, puesto que el sol no alumbraba con tanta intensidad a esa hora.

Los golpes en su puerta se hicieron presentes y su madre entró al escucharle darle permiso de hacerlo, viéndolo buscar algo en el armario con algo de intranquilidad.

—Kai te está esperando, hijo —le avisó.

—S-sí, ya voy... —medio tartamudeó.

Choi Hyoyeon se marchó y el pelinegro terminó de colocarse la prenda restante, guardando su billetera con algo de dinero en el bolsillo interior de esta. Desconectó tu teléfono y llevó sus auriculares, acariciando con nerviosismo la piel de la carcasa de osito mientras se daba un último vistazo en el espejo, para luego darle uno a su hyung, quien seguía durmiendo y, por tanto, evitó darle un piquito en la mejilla, porque con lo inquieto que estaba, seguramente lo despertaría por accidente.

Abandonó la habitación, apagó a luz y cerró la puerta, encaminándose lentamente por el pasillo hasta asomar su rostro por la sala de estar, teniendo la imagen de los cuatro adultos dialogando, estando las mujeres sujetas a una conversación sobre la comida de la cena y los hombres de las noticias que daban en la televisión en ese momento.

—¡Oh, Beomgyu-yah! —le llamó la señora Kyeong.

—Beomgyu-yah, ¿cómo has estado? —le preguntó el hombre extranjero.

—Hola, muy bien, ¿y ustedes? —hizo una reverencia a los mayores, saludándolos con formalidad.

—Nosotros bien, hijo —le contestó la mujer invitada.

—Me alegro —le sonrió.

—Kai-yah te está esperando afuera —indicó su progenitora —. Recuerda estar aquí antes de las doce, Beomgyu —le recordó, para luego irse con su amiga a la cocina para mostrarle lo que preparó junto a su esposo.

❝𝒅𝒓𝒐𝒑𝒐𝒖𝒕❞ ⁽ʸᵉᵒⁿᵍʸᵘ⁾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora