[ 𝟎𝟏 ; 𝟖𝟔 ; 𝟑/𝟒 ]

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HOLA, ESTOY ESCRIBIENDO EN MAYÚSCULAS PARA QUE NO DEJEN PASAR ESTE AVISO.

SÉ QUE DIJE QUE A PARTIR DEL CAPÍTULO 70 YA ESTARÍAN BIEN LOS CAPÍTULOS, PERO NO ESTOY MUY SEGURA, ASÍ QUE TAMBIÉN LOS DEJARÉ CON ESTE AVISO DE QUE PUEDEN ENCONTRAR ERRORES Y MUCHO CRINGE, SEAN CAUTELOSOS AL LEER SJDAKJDLJAKSDHKJAHS.

ADIÓS.

***CUANDO UN CAPÍTULO YA ESTÉ EDITADO, ESTE AVISO PEDORRO NO APARECERÁ AL PRINCIPIO***

[...]


El matrimonio había arribado a la residencia poco después de las nueve de la noche, mas la presencia de la fémina se desvaneció junto a la de su hijo, puesto que, como había acordado con su marido, ella se llevaría al adolescente a otra parte, para que así pudiera tener una conversación seria respecto al consumo que le estaba dando a ese fármaco. Sin embargo, cuando tenías prisa, el tiempo solía evaporarse con una fastidiosa facilidad, por lo que, siendo casi las diez, Choi Donghae consiguió armarse de valor y sentirse seguro de la manera en la que enfrentaría la situación, porque tenía claro que el resultado de esa discusión no sería favorable si se presentaba con una actitud amable.

Se plantó detrás de la puerta de la habitación de su unigénito y golpeó la puerta, esperando la respuesta del universitario, quien yacía acostado en su cama a la vez que se manejaba por su teléfono, mas se extrañó al escuchar la llamada respetuosa que hacía su padre desde el otro lado, puesto que venía entrando a su cuarto sin permiso desde hace más de dos meses, entonces, Choi Yeonjun se mantuvo en silencio, tornándose en un golpeteo incesante por parte del mayor que, ya cansado de no conseguir contestación, se adentró con imprudencia justificada.

—Si estás despierto, ¿por qué no me permites entrar? —cruzó brazos por encima de su pecho.

—Siempre entras sin permiso —soltó escueto, desplazándose por las historias de sus conocidos, oprimiendo la que había subido el azabache, divisando dos tazas de chocolate caliente y dos trozos de pastel, identificando uno de arándanos que, evidentemente, debía ser de su madre, pues al menor no le gustaban.

—Suelta el teléfono y escúchame, por favor —pidió con un tono de voz demandante, contrastando profundamente con el termino de la frase.

—Puedo escucharte con claridad —le vio de reojo con esa expresión fría que venía siendo predilecta para su progenitor.

—No me hagas repetirlo, Yeonjun —murmuró, lo que provocó que el decolorado suspirara y acatara a lo que se le indicaba, no porque quisiera, sino para evitar pelear.

—¿Contento? —alzó las cejas, notablemente irritado por la figura contraria.

El hombre dio un vistazo a escritorio ajeno, observando sin detenimiento lo que reposaba sobre este y así topándose con la laptop que le regaló hace un tiempo atrás, al igual que algunos cuadernos y dos cajitas pequeñas forradas en una tela que emulaba pelaje, una era marrón oscuro, mientras que la otra era de color café crema. Despegó sus ojos de allí y asomó la silla, tomando asiento de cara al opuesto.

—Abre ese cajón —al apuntar la mesita, pudo ver el entrecejo fruncido del dueño de esta

—¿Para qué? —podría jurar que fue de las pocas que veces que vio un atisbo de nerviosismo en su hijo.

—Ábrelo ahora —se mantuvo con un rostro inexpresivo.

—No —se negó rotundamente.

—No es una pregunta —sentenció con solemnidad en su voz —. Sabes que puedo hacerlo yo, pero he sido amable y te estoy dando la oportunidad de que lo abras tú —el tono fue ligeramente alzado en busca de hacer entrar en razón al rubio.

❝𝒅𝒓𝒐𝒑𝒐𝒖𝒕❞ ⁽ʸᵉᵒⁿᵍʸᵘ⁾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora