[ 𝟎𝟏 ; 𝟎𝟏 ]

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Cuando Choi Beomgyu se enteró de que conviviría con otro chico —o, mejor dicho, su hermanastro—, imaginó miles de escenarios. En unos compartía sus gustos con este, en otros se desarrollaba una amistad amena e, inclusive, creyó que el mayor le transmitiría grandes conocimientos y se volvería un apoyo cuando él fuera el que entrara a la universidad en dos años más. Pero nunca pensó que se toparía con un joven desinteresado de su existencia, uno al que parecía que le pagaran mil wons por cada intento de entablar una conversación que ignorara fríamente.

Estaban en medio de su primera cena como familia. Los dos adultos se trataban cariñosamente, hablando de su trabajo en el hospital y otras cosas a las que ninguno de los dos menores les interesaba realmente. El adolescente de oscura cabellera apenas tocaba su comida, mientras que el rubio jugaba con su teléfono animadamente, asomando sonrisas por sus labios de vez en cuando. Ninguno realmente cruzaba palabras, sólo era el azabache mirando al frente, inspeccionando el rostro de su hermano y sintiéndose mal por no ser lo suficientemente agradable como para que el opuesto quisiera saber sobre él.

—Beomie, cariño —se volteó hacia su madre cuando esta le acarició la espalda —. ¿Qué ocurre? No has tocado tu comida...

—Si hay algo que no te guste, puedes dejarlo. No hay problema, hijo —se unió Choi Donghae, el esposo de Choi Hyoyeon, su progenitora.

—No es eso, gracias —contestó con una sonrisa apenada —. Estoy algo inapetente, supongo... —se encogió de hombros.

—Oh, por supuesto... —asintió el hombre —Mudarte a una nueva casa debe ser algo difícil, ¿no? —supuso sin acertar, pero el menor agitó su cabeza hacia delante, dándole la razón —Puedes ir a tu cuarto, si así lo deseas-

—Voy a salir —el rubio interfirió sin una pizca de respeto a lo que su padre estaba hablando —. No dormiré aquí —y sin esperar respuesta, se levantó de la mesa y desapareció por el pasillo que llevaba a las únicas dos habitaciones.

El hombre largó un suspiro, mientras que el rostro de los dos nuevos habitantes de la morada era de mera sorpresa por tal acción. Choi Hyoyeon tomó la mano de su marido, intentando decirle que no se avergonzara, que no era su culpa que su retoño actuara así.

—Yo realmente lamento esto... Y lo que vaya a pasar en el futuro... —se corrigió a la vez que hablaba —Yeonjun puede ser algo irrespetuoso, pero, si hace algo que les moleste, avísenme, por favor —la mujer y su hijo asintieron —. ¿Recuerdas que te conté sobre las reuniones en el hospital?

—¿La de los chicos con...? -preguntó sin querer finalizar a propósito, cosa que llamó la completa atención del menor —Yo podría intentar hablar con él, cielo —ofreció con una cálida sonrisa, borrándose tan pronto como el castaño dio un salto.

—No —negó efusivamente —. Eres muy amable, cariño, pero eso me traería más problemas con él... —el azabache lo miraba con interés, esperando que fuera a decir algo de relevancia y que le ayudara a entender el comportamiento de su hermanastro.

La conversación dio un giro, lo que desmotivó a Choi Beomgyu, sin embargo, este también terminó abandonando la mesa —obviamente con respeto y gratitud—, mas no se dirigió a su cuarto, ya que su hermanastro seguía ahí y el adolescente no quería molestar, por lo que permaneció en la cocina, sentado en un banquito que acompañaba al desayunador dentro de esta.

Sin aguantar el aburrimiento, tomó su teléfono, echándole un vistazo a las notificaciones que tenía, en las cuales podía encontrar un mensaje de Kai Huening deseándole suerte en la cena con su familia, otro de sus redes sociales, pero ninguno de su novio. Entonces, una inevitable pincelada de tristeza adornó su rostro, dejando un puchero en sus labios.

Veintisiete mensajes y cinco llamadas rechazadas después, el pelinegro ya estaba constantemente jugando con sus dedos e ingresando repetidas veces en el chat, negando la posibilidad de que Lee Hoseok se hubiera aburrido de él, porque ellos se querían mucho y se lo recordaban cuando se veían en la casa del mayor, donde este último le llenaba el cuerpo de besos y marcas, siempre respondiendo a sus preguntas con un "te amo". Y para Choi Beomgyu eso era más que suficiente, debido que a su corazón le parecía imposible que su pareja le mintiera.














❝𝒅𝒓𝒐𝒑𝒐𝒖𝒕❞ ⁽ʸᵉᵒⁿᵍʸᵘ⁾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora