[ 𝟎𝟏 ; 𝟖𝟕 ; 𝟐/𝟑 ]

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HOLA, ESTOY ESCRIBIENDO EN MAYÚSCULAS PARA QUE NO DEJEN PASAR ESTE AVISO.

SÉ QUE DIJE QUE A PARTIR DEL CAPÍTULO 70 YA ESTARÍAN BIEN LOS CAPÍTULOS, PERO NO ESTOY MUY SEGURA, ASÍ QUE TAMBIÉN LOS DEJARÉ CON ESTE AVISO DE QUE PUEDEN ENCONTRAR ERRORES Y MUCHO CRINGE, SEAN CAUTELOSOS AL LEER SJDAKJDLJAKSDHKJAHS.

ADIÓS.

***CUANDO UN CAPÍTULO YA ESTÉ EDITADO, ESTE AVISO PEDORRO NO APARECERÁ AL PRINCIPIO***

[...]


Siguiendo la costumbre, los dos menores de la casa se hallaban en su cuarto, ambos en sus correspondientes asuntos con sus teléfonos, ya que, desde que llegó el azabache a casa, estuvieron gran parte de la tarde viendo algo en el portátil del rubio y, no hace mucho, acababan de despertar de una siesta que tomaron en sus respectivas camas, puesto que no estaban solos en la residencia y preferían evitar problemas.

Había pasado una semana desde el problema con Kim Minju, y Choi Beomgyu seguía recordando la respuesta de su novio ante su demandante actitud de esa —no tan distante— noche, sin embargo, la conversación que tuvieron en la madrugada le devolvía la esperanzas de continuar a su lado y, quizás, lo primero era la razón por la que le venían episodios obsesivos, aquellos lapsos donde se encaprichaba con la atención del universitario. Sin embargo, teniendo presente el cariño con el que le habló, el pelinegro no se sentía incómodo con que, en ese momento, el contrario esté sumido en su móvil y no en él.

¿Verdad?

Desvió su vista hacia la puerta entreabierta de su habitación y agudizó sus oídos con el fin de escuchar la voz de los adultos en la sala de estar, así cerciorándose de que ninguno fuera a aproximarse al pasillo de las recamaras. Entonces, dando dos zancadas, se subió en el lecho de su hermanastro, ganándose el interés de este y se aprovechó del desconcierto ajeno para chocar sus labios con los del mayor.

—... —medio se quejó por la sorpresa.

Los delgados belfos del adolescente se prensaron a los del joven, succionando con ímpetu y marcando un ritmo demasiado acelerado para ser sólo el comienzo, transformándose en una intensidad que no le permitía tener control al decolorado y, por ende, le desesperaba e incentivaba equitativamente a tratar de desestabilizar al menor, por lo que tomó las manos inquietas de este último y pasó sus brazos por su cintura, listo para empujarlo sobre la cama y quedarse arriba suyo, mas la juguetona tenacidad del de hebras negras le impedía avanzar, hasta que se le ocurrió dirigirse a su cuello, siendo conocedor de lo precavido que era con la idea de que le dejaran marcas visibles que lo pudieran hacer tener problemas con su madre.

—Hah- 

La respiración del más alto en esa zona de su cuerpo le causó cosquillas y, en un acto reflejo, sus brazos lo empujaron, terminando en que la cabeza del atacante impactara contra la muralla, dejando escuchar el sonido hueco de la pared y el de la madera de la cama crujir cuando se dejó caer sobre esta, cubriéndose por el dolor.

Una sonora carcajada escapó del azabache, mientras que una punzada se instaló en el tope del cráneo contrario, olvidándose de prestarle atención a la posición del matrimonio y quedando atrapados en una bipolar burbuja de entretención y suplicio.

—Eres malo... —arrugó sus ojos, sobando la zona en cuestión.

—Pero... —jadeó de forma desordenada  —Es que sonó y... —dio un respingo abrupto, siguiéndole un hilo de risas.

La vista del universitario yacía fija en el estudiante que presionaba su abdomen con sus manos, deshecho en ese alboroto desafinado que emitían sus cuerdas vocales, inadvertido de lo llamativo que resultaría para la mujer que se divirtiera con tantas fuerzas, ni lo atractivo que lucía su satisfacción para el primero, ya que, sin tener tiempo para reaccionar, el rubio se recuperó, impulsándose encima suya y atacándolo con cosquillas en la cintura.

❝𝒅𝒓𝒐𝒑𝒐𝒖𝒕❞ ⁽ʸᵉᵒⁿᵍʸᵘ⁾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora