[ 𝟎𝟏 ; 𝟎𝟖 ]

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La semana transcurrió con tranquilidad y calma para Choi Beomgyu, quien estaba más que contento por lo atento que estaba siendo su novio, llamándole y escribiéndole diariamente, tal y como fue en un inicio. Pero, al mismo tiempo, estaba agradecido con Choi Yeonjun, ya que este no había siquiera mencionado nada sobre que casi quema la casa con los dos adentro a sus padres.

Sentado en una mesa del patio de comidas, se hallaba el azabache junto a su mejor amigo, ambos comiendo una promoción que encontraron en uno de los tantos puestos. El más alto tenía que oír como el mayor -por un par de meses- hablaba de lo feliz que era en su relación. Este al principio dudaba de esa sonrisa tan brillante que el pelinegro tenía tallada en el rostro, pero reconocía que, por lo que el contrario le contaba, sí parecía que Lee Hoseok había cambiado su conducta con él.

Al momento en el que la conversación cambió a una que los envolvía a ambos, ellos se encontraban paseando por las instalaciones del segundo piso del centro comercial, viendo las vitrinas con no mucho interés. Eso hasta que entraron en una librería y Kai Huening sintió un par de mariposillas revolotear en su estómago, mas se sumergió en un terrible pánico, terminando por jalar al opuesto del brazo y tirarlo al suelo junto a sí mismo.

-¡¿Qué fue eso?! -preguntó el azabache, adolorido, pues se había golpeado en el brazo con una de las estanterías del pasillo -¿Qué estás viendo? -se inclinó en la dirección hacia donde el menor veía con nerviosismo.

-¿Recuerdas que te mencioné que mi hermana, repetidas veces, había traído a un amigo a casa? -el castaño tenía una tonta sonrisa dibujada en sus labios -Es él... -señaló en dirección al nombrado.

-¿Y por qué estamos viéndolo como acosadores? Vamos a saludarlo- - y cuando el mayor intentó ponerse de pie, fue atraído hacia abajo de nuevo -. ¡¿Puedes dejar de hacer eso?! -exclamó en murmullos.

-No sé qué decirle -esbozó un puchero, apartando su mirada del pelimorado -. Cruzamos un par o tres de palabras, pero nada más... -largó un suspiro, sintiéndose decepcionado al no ser igual de sociable que su hermana, Choi Beomgyu o el mismo chico -Soy tímido, lo sabes... -se quejó con lástima.

-Pero somos dos y dos -insistió, apuntando al castaño de menor estatura que acompañaba al interés romántico de su mejor amigo -. Vamos, no tienes que sentir vergüenza, Kai-yah~ -dijo con cierta ternura al ver los labios abultados del menor -. Además, si se pone raro el ambiente, fingiré que algo pasó y que tenemos que irnos -alzó las cejas, sonriéndole al contar su maravilloso plan, pero eso no acababa de convencer al extranjero.

-No me siento preparado, Gyu -negó con la cabeza, usando un tono de voz abatido, entonces, el opuesto dejó de lado la idea de motivarle -. Mejor salgamos de aquí -mordió el interior de su mejilla -. Soy patético...

Aún sentado en el suelo, el pelinegro siguió con la mirada al más alto, sintiéndose algo mal por ver que su timidez volvía a jugarle en contra. Y sin mucho más que hacer, se levantó para caminar por la misma dirección en la que el otro se había ido, volteándose para cerciorarse de que los mayores se hubieran marchado, y así fue, ya no había rastro de ellos.

[...]

Incluso si era de tarde, la noche ya tenía pinta de caer en cualquier segundo. Sin embargo, Choi Beomgyu estaba a una cuadra de llegar a su casa, por lo que no se preocupó de que su madre le reprochara por haber salido sin permiso, cosa que le importó menos cuando esta lo llamó y le avisó que, relativamente tarde, había sido avisada de que debía ir a Busan, puesto que esa reunión de los funcionarios no se limitó a sólo algunos -como era el caso de Choi Donghae, quien se encontraba en esa ciudad-, sino que a su cargo de directora también. Se limitó a desearle suerte a la mujer y siguió su junta con Kai Huening, hasta que este último tuvo que irse y él optó por hacer lo mismo.

❝𝒅𝒓𝒐𝒑𝒐𝒖𝒕❞ ⁽ʸᵉᵒⁿᵍʸᵘ⁾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora