[ 𝟎𝟏 ; 𝟖𝟔 ; 𝟐/𝟒 ]

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HOLA, ESTOY ESCRIBIENDO EN MAYÚSCULAS PARA QUE NO DEJEN PASAR ESTE AVISO.

SÉ QUE DIJE QUE A PARTIR DEL CAPÍTULO 70 YA ESTARÍAN BIEN LOS CAPÍTULOS, PERO NO ESTOY MUY SEGURA, ASÍ QUE TAMBIÉN LOS DEJARÉ CON ESTE AVISO DE QUE PUEDEN ENCONTRAR ERRORES Y MUCHO CRINGE, SEAN CAUTELOSOS AL LEER SJDAKJDLJAKSDHKJAHS.

ADIÓS.

***CUANDO UN CAPÍTULO YA ESTÉ EDITADO, ESTE AVISO PEDORRO NO APARECERÁ AL PRINCIPIO***

[...]


Pasados los días de luto tras la rememoración de la difunta mujer de la familia Choi, el ambiente ha estado tranquilo para tres de los cuatro miembros que habitaban la casa, sin embargo, para esa cuarta integrante, mejor conocida como Choi Hyoyeon, las cosas no ha sido fáciles con tantos pensamientos que la mantenían en constante alerta dentro de esas cuatro paredes y fuera de ellas, ya que, haber descubierto esas pastillas en el cuarto de su hijastro —quien convivía gran parte del día con su hijo— le supuso una carga en sus hombros que tornó hasta las tareas más básicas en desafíos dignos de considerarse hazañas cuando los cumplía.

Llevaba años en entornos médicos, vivió una considerable cantidad de tiempo dirigiendo a los funcionarios y hospitales en general, factores que la volvieron personaje secundario en ciertos escándalos que se vieron en los centros donde trabajó, tales como podrían ser doctores y especialistas a los que se les fue revocado el derecho a fungir —o directamente multados y encarcelados— al ser atrapados ejecutando malas praxis, entregando certificados falsos y recetando pastillas de forma poco ética. Sin embargo, escuchar del uso de clonazepam de forma no regulada por parte de médicos que fueron sobornados para dar recetas alteradas o por parte de pacientes que se volvieron adictos y terminaron en rehabilitación, no era algo inusual, sino que bastante frecuente, siendo más común el segundo caso.

Choi Yeonjun.

La pelinegra podía entender que la muerte no superada de su madre le llevara a tener ansiedad o depresión, mas nunca le vio síntomas de ninguna de esas condiciones y por parte de su marido, un psiquiatra que —evidentemente— tenía conocimientos de aquellas condiciones, se mantenía desconectado a su hijo, pues este le puso una muralla de resentimiento que jamás le permitiría traspasar, volviendo su relación familiar en una de dos de desconocidos que se veían obligados a convivir en silencio para evitar altercados. Pero ambos, Choi Hyoyeon y Choi Donghae, eran conscientes de que esta misma actitud reacia y esquiva del rubio era un claro ejemplo de que no había soltado el trauma que le causó la postura dictatorial que tomó el castaño en ese periodo tan complejo de la adolescencia de su unigénito, no obstante, el hombre no estaba al tanto del consumo recreativo que le daba este a ese medicamento y, quizás, la azabache debió habérselo dicho cuanto antes, porque ahora el miedo de dejar a solas a su retoño con —basándose en la cantidad de blísteres vacíos— ese posible drogadicto que podría arrastrarlo a ese mundo de adicciones, había crecido, pues el decolorado ya tenía el trasfondo de consumo de alcohol y tabaco, tal como le contó su esposo ese veintisiete de enero.

¡Toc, toc!

—Adelante —el ruido del golpe en la puerta le trajo de vuelta a su oficina, regresando su atención al papeleo final de ese día.

—¿Sigues ocupada? —cuestionó el hombre al ver todos esos archivos en el escritorio de su esposa —Ya son las siete, cielo... —le mostró la hora de su teléfono.

—Lo sé... —mintió, ocultando la sorpresa de su rostro con un bostezo —Me distraje por un momento... —se excusó torpemente —Creo que me quedaré hasta las nueve, ¿sabes? —murmuró, extendiendo sus brazos para abarcar todos los papeles, carpetas y la planilla de excel en su computador —Deberías volver a casa, yo tomaré un taxi... —sugirió, pues venían juntos en el mismo auto y no quería amarrarlo a su horario.

❝𝒅𝒓𝒐𝒑𝒐𝒖𝒕❞ ⁽ʸᵉᵒⁿᵍʸᵘ⁾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora