Anastasia Dunne nunca le había hecho falta nada, siempre había sido una niña que destacaba por su belleza y su hermosa sonrisa. Lamentablemente no por tener buen apellido y una gran familia, significaba que no sufría: "El dinero no te libra de un da...
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Anastasia volvía a casa con su hermano después de comprar los regalos de Navidad, eran demasiados. La rubia había conseguido un presente para todos, incluso para Gilbert y Bash.
-Por Dios Ania -dijo Aidan cargando una pesada caja- ¿Qué es esto?
-Un regalo -contestó obvio
Aidan la miró serio y la chica soltó una risita, sus padres aparecieron en la entrada sorprendidos de todas las cajas que llevaban.
-Pero sí tienen toda la tienda -exclamó Andrómeda
-Dile eso a tu hija -respondió Aidan- compró todo
-No es para tanto... -dijo la rubia- faltó el libro de Ashley Brooke que no encontré, no importa ya
Anastasia se encogió de hombros y junto a sus padres acomodaron los regalos en el árbol de Navidad, los hermanos también habían comprado un regalo entre ellos para sus padres. La rubia rogaba que les gustaran, ella estaba concentrada en añadir etiquetas a cada uno de los regalos que ella había conseguido.
Anastasia amaba Navidad, le gustaba elegir los regalos porque para ella significaban mucho. Elegir un regalo no solo es comprar algo bonito, es más que eso; es observar con atención a la persona, conocerla, saber sus gustos y aficiones, así podía encontrar el regalo perfecto.
Después de acomodar todo debajo del árbol, la rubia se dirigió a la cocina para ayudar a su madre hacer pasteles. Andrómeda ya había comenzado, así que la pequeña se acercó y empezó a mezclar.
-¿Crees que les gusten las tartaletas de frutas? -preguntó Ania nerviosa- Espero que sí
-Son nuestras tartaletas -dijo su madre con orgullo- las mejores de todo el mundo
Anastasia soltó una risita dándole la razón a su madre, la famosa receta de tartaletas de fruta de la abuela Dunne la amaban todos.
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Anastasia se miraba en el espejo sonriente, le gustaba su vestido color vino, era su favorito. La chica dejó su rubio cabello en una media coleta y salió de su habitación, ahí se encontró con Aidan y su presentable traje negro.
-Pareces un retrato -dijo Anastasia riendo
-Tú una princesa -dijo Aidan mientras extendía su mano a su hermana
Los hermanos caminaron juntos hacia el living, y observaron a sus padres acomodando los últimos detalles del árbol de Navidad.
Ania se acercó ayudar a su mamá a encender las velas, unos golpes a la puerta llamaron la atención de la chica. Volteo a ver a su padre y éste ya se encaminaba con Andrómeda hacia la entrada.
